Llevar joyas es un modo de expresarse, sentirse bello o llevar consigo un recuerdo. Cada una, da igual el valor, tiene una historia que en estas semanas adquiere una importancia especial. Pulseras regaladas por una abuela, alguna gargantilla familiar… Pero hay algunas, como el anillo y el reloj, que nunca nos quitamos y que llevamos tan pegadas a la piel que apenas reparamos en que pueden ser peligrosas si no les prestamos atención en la desinfección.
Francisco Olcina, artesano joyero y fundador de la firma Arce Joyas, es una de esas personas que piensan que una joya puede hacernos sentir únicos, pero reconoce que son tiempos de pandemia y a cada gesto debe acompañar una exigencia: la desinfección. Las joyas también pueden ser también transmisoras del coronavirus y requieren un ritual de limpieza según el material que estemos tratando.
Según un estudio de la Universidad de Princeton, publicado en 'The New England Journal of Medicine', el Covid 19 puede permanecer hasta tres días en objetos y superficies no porosas, como sortijas, relojes y joyas. Investigaciones anteriores ya habían advertido de la presencia de bacterias en las manos de los sanitarios, incluso recién lavadas, cuando llevan anillos. Pegadas a la piel por la cara interna de la joya, estos microorganismos encuentran ahí buen acomodo.
El Ministerio de Sanidad emitió el pasado mes de marzo un documento técnico en el que recomendaba al personal sanitario que trate a pacientes con Covid 19 evitar el uso de anillos, pulseras, relojes de muñeca y otros adornos. Aconsejaba al resto de personas establecer unas rutinas de lavado y seguridad para evitar que estos complementos puedan convertirse en un vector de contagio. Hay que prestar la misma atención a los bolsos, carteras o cualquier otro accesorio.
La duda es cómo desinfectarlas sin que se deterioren. Olcina nos indica el mejor modo de hacerlo:
1. Antes de iniciar este proceso, hay que lavarse bien las manos con agua y jabón.
2. Como norma general, siempre deben lavarse antes y después de ponerlas con agua y jabón o con líquido desinfectante.
3. Una vez tenemos las manos limpias, podemos preparar un cuenco con agua caliente y un chorrito de gel desinfectante. Podemos ayudarnos de un cepillo de dientes suave, sobre todo si tienen piedras duras, como diamantes, zafiros o rubíes. Por último, se aclaran con un chorrito de agua caliente y se dejan secar al aire sobre un papel absorbente.
4. Otra opción es la desinfección con un algodón empapado en alcohol.
5. Los corales, ágatas o turquesas, que son piedras blandas, requieren más delicadeza. También las perlas, por ser porosas. Con agua tibia y un poquito de jabón será suficiente.
6. Habrá que tener cuidado también con los engarces y salientes, para que no se desprendan.
7. La lejía, tan apropiada para otro tipo de superficies, es un riesgo para la joyería. Solamente el oro resiste sin que se altere. Aplicada a la plata o al cobre, por ejemplo, la pieza ennegrece de inmediato. En general, habrá que evitar cualquier producto de limpieza agresivo.
8. Si van perdiendo lustre, la mejor solución para abrillantarlas será un algodón humedecido y una pizca de bicarbonato.
9. Para los sanitarios y otras personas que tengan que salir estos días a sus puestos de trabajo, quizás lo más prudente sería guardar las joyas durante un tiempo. Evitarán cualquier riesgo y también la posibilidad de que, con tanta manipulación, la pieza pueda caer por el desagüe.