El coronavirus está siendo un drama global. Durante los meses más duros de la pandemia, las funerarias de la gran mayoría de países no han dado a basto debido a la alta mortalidad que ha tenido. Excepto en uno. Las empresas del sector en Noruega, donde el virus ha tenido una incidencia muy escasa y las medidas de confinamiento y la prohibición de eventos masivos han provocado que mueran menos ancianos y enfermos de lo habitual. Han tenido que recurrir a ayudas estatales porque los funerales se han reducido drásticamente.
Es una situación nunca vista. Cuando las medidas contra el coronavirus fueron impuestas -cierre de colegios, bares y espacios públicos, cese de actividades deportivas y culturales y restricciones de los viajes extranjeros-, la mortalidad descendió drásticamente. Solo 253 personas han fallecido en el país nórdico durante los últimos meses de la pandemia.
"No solo se frenó el coronavirus; también otras enfermedades", cuenta Erik Lande a AFP, que se dedica al negocio funerario desde hace tres generaciones. "Una gran parte de la gente mayor y enferma, que hubiera fallecido en circunstancias normales, están ahí todavía". De los 30 funerales al mes que llevan a cabo en circunstancias normales, la cifra descendió desde marzo -cuando comenzó el confinamiento- hasta 10 durante las semanas posteriores, "ninguna por Covid-19", explica Lande.
Para relanzar el negocio familiar, el jefe de la casa funeraria ha tenido que pedir ayuda estatal para hacer frente a los costes derivados de la escasa actividad que han realizado. En su caso, el negocio ha recibido casi 32.000 coronas noruegas de ayuda económica (2991 euros).
El país ha podido contener el virus gracias a las medidas restrictivas. El fin de semana pasado, Noruega anunció que no habían reportado pacientes que necesitaran ventiladores y que tan solo quedaba un reducido grupo en el hospital. El descenso de fallecidos con respecto a los mismos meses del año anterior es significativo: un 6 % menos de muertes que en mayo de 2019 y un 13 % menos en junio.
La crisis de las funerarias se explica por la restricción de las ceremonias de despedida, al tratarse de un evento considerado como masivo. Suponen cerca del 60 o 70 % del precio del funeral -la mayor parte de los ingresos-, según destaca el director de la funeraria Verd Begravelsesbyra, Henrik Tveter. Son las autoridades las que fijan los aforos, como en todos los países, lo que reduce considerablemente el número de personas que pueden acceder a las capillas. Este hecho se ve incrementado por la distancia social obligatoria de 1,5 o 2 metros, que reduce enormemente las posibilidades de contagio y propagación del virus.
Los nuevos formatos de funerales comienzan a preocupar a las empresas funerarias noruegas, que en su gran mayoría han tenido que limitar las horas de trabajo de sus empleados. Con la escasa mortalidad -tanto a causa del coronavirus como por otras enfermedades, frenadas por el confinamiento- las ceremonias de despedida se han reducido drásticamente.