Siempre cuidamos nuestra piel, en especial la que se mantiene más visible. Muchas veces tampoco es que nos esmeremos demasiado, simplemente con un poco de crema hidratante por las noches en la cara. Pero en ocasiones hay afecciones dermatológicas a las que no podemos combatir pero sí intentar tratar para que no vaya a más. Uno de esos problemas es la cuperosis, que a priori por su nombre puede que no te suene, pero es una afección que, si no la has sufrido, se la habrás visto a alguna persona. La cuperosis es, según la plataforma médica TopDoctors, “un problema dermatológico que se caracteriza por la aparición en el rostro de pequeñas rojeces, irritaciones y capilares dilatados, en forma de filamentos”.
¿Todavía no sabes bien a qué nos referimos? Son esas rojeces o filamentos que aparecen especialmente en la zona de los pómulos y la parte de las aletas de la nariz en tonos rojos o algo más oscuros. A diferencia de otras rojeces provocadas, por ejemplo, por el frío, esta afección suele ser más o menos permanente en la cara, suponiendo un dilema para muchas personas que lo ven como algo antiestético para su rostro.
Pero, ¿aparece la cuperosis en todas las personas? Lo cierto es que no, pues este problema de la piel suele presentarse en las personas con la piel más blanca y sensible, personas que por esa sensibilidad suele ser frecuente que aparezcan rojeces en su piel, aunque la plataforma médica destaca que también puede existir cierto factor hereditario sobre la afección. Ahora bien, la cuperosis es un problema que afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres.
Respecto a la sintomatología, la cuperosis no es más que la aparición de esas pequeñas telas de araña con tonalidades rojizas que en la mayoría de casos solo suponen esa aparición antiestética, pero en otros esas rojeces pueden venir acompañadas de cierta sensación de calor y ardor en la zona de la cara donde han salido.
La cuperosis se genera debido al flujo sanguíneo, que dilata los vasos haciendo que pierdan elasticidad y no vuelvan a su tamaño normal, haciéndose visibles en nuestra piel. Pero, ¿qué lleva a ese cambio en la circulación sanguínea? Existen una serie de factores que podrían ser el desencadenante o la causa de la aparición de estas rojeces, como puede ser el calor o el frío extremo, que son situaciones climatológicas que pueden generar esos cambios en el sistema circulatorio.
Y cuidado con los golpes, porque cualquiera, por muy pequeño que sea, puede producir esa dilatación de los vasos creando los filamentos en nuestra piel. Los malos hábitos no ayudan nada, en especial cuando hay esa predisposición genética antes mencionada, por lo que habría que reducir el consumo de alcohol, dejar de fumar o cuidar la piel de la exposición a los rayos del sol, en especial en las horas centrales del día.
Además, hay que tener en cuenta que episodios de estrés o de muchos nervios también pueden convertirse en el desencadenante de la cuperosis. A ello se le suma la importancia de ciertos cambios hormonales en la mujer que podrían hacer que esta afección se manifieste, como el embarazo, la menopausia o la menstruación. De todas formas se aconseja llevar un buen control sobre otras patologías, como la hipertensión, para evitar la aparición de los filamentos en el rostro.
¿Se puede evitar? Unas veces sí y otras no, pero siempre habrán menos posibilidades de que aparezca si se evitan los factores de riesgo. En cuanto al tratamiento, será el dermatólogo el encargado de establecer uno concreto a cada paciente dependiendo del estado de la cuperosis y cómo se haya expandido. Aún así se aconseja una limpieza diaria del rostro, sin exfoliantes, con productos suaves no irritantes sobre los que puedes pedir opinión a tu especialista.
La hidratación de la piel es clave, pues la cuperosis tiende a resecar la piel de la cara, por eso es necesaria una crema que no solo hidrate, sino que también reactive la circulación para evitar la dilatación de los vasos sanguíneos. Aunque no haya sol, es preferible utilizar crema solar cada día en el exterior para cuidar tu piel y evitar que el proceso de envejecimiento de la piel de la cara se vea acelerado. En el caso de maquillaje, muy demandado para disimular las rojeces, es clave la opinión del experto para seleccionar uno correcto para tu piel.