En tiempos de coronavirus cada síntoma relacionado con la enfermedad que ha provocado una pandemia mundial es sinónimo de alarma. Por eso mismo estar atento a puntos que diferencien la covid-19 con otras patologías o afecciones es clave. Y ahora que llega el invierno, con más posibilidad de coger un catarro o una gripe, más aún. La dificultad respiratoria es uno de esos síntomas comunes, una falta de aire que se conoce como disnea y ojo a la definición de los especialistas, ya que puntualizan que es una dificultad para respirar subjetiva que genera malestar de intensidad variable según la persona a la que le afecte.
La disnea suele aparecer en las personas por medio de problemas respiratorios o cardíacos. En este último aspecto lo más recurrente es una insuficiencia cardíaca, mientras que en las causas respiratorias el abanico es más amplio, como una neumonía, una bronquitis, asma o EPOC. Además, también existen casos en los que una disnea puede aparecer tras realizar un esfuerzo leve, como subir unas escaleras, sin que sea necesaria la presencia de una patología previa. Pero más allá de estos motivos, una gripe común puede acarrear una disnea, y no solo eso, personas que padecen depresión o un gran nivel de estrés también pueden llegar a sufrirla, así como los pacientes oncológicos.
Ahora bien, la sensación de falta de aire no es el único síntoma que trae la disnea, a esa incomodidad para respirar se le suman otros síntomas relacionados, principalmente la dificultad para tomar el aire suficiente y lo que ello acarrea: sensación de asfixia y ahogo que puede acompañarse de dolor en el pecho.
La detección de la disnea viene por parte, primero, de un análisis al historial clínico y una evaluación al paciente sobre las vías respiratorias, los pulmones y el corazón, zonas que más se ven afectadas por la sintomatología para detallar un diagnóstico correcto. De esta manera se puede evaluar varios aspectos, como si es fumador o tiene patologías previas que puedan afectar a esa falta de aire. Una radiografía de tórax, pruebas pulmonares o un análisis de sangre son algunas de las pruebas más recurrentes para detectar la disnea.
El tratamiento no es igual para todas las personas, ya que depende de la causa será uno u otro. Aún así, existen una serie de técnicas, terapias o ejercicios que pueden ayudar a calmar los síntomas o por lo menos a controlarlos. Por una parte, mantenerse en reposo con la cabeza elevada para una mejor entrada del aire o la directa administración de oxigenoterapia para conseguir el oxigeno necesario y reducir la sensación de falta de aire.
Respecto a los tratamientos específicos, los broncodilatadores, que se administran como inhaladores, es uno de los fármacos más comunes si la causa se debe al asma o al EPOC, por una obstrucción del flujo aéreo. En caso de cualquier tipo de infección respiratoria se podría comenzar con la administración de antibióticos, pero dependiendo de otras causas o cómo se haya desarrollado la disnea también puede establecerse un tratamiento con corticoides, por una disnea aguda, o con diuréticos, más destinados a cuando existen problemas como la insuficiencia cardíaca.
El tratamiento de la disnea es primordial, pues puede afectar directamente a la actividad diaria, reduciéndola considerablemente por culpa de esa falta de aire que impide realizar muchas cosas rutinarias. Por eso mismo se puede complementar el tratamiento con técnicas de meditación o relajación que ayuden a controlar la respiración o incluso algunos ejercicios de rehabilitación pulmonar o acondicionamiento que permitan reforzar la capacidad pulmonar y, por ende, reducir la afección de la disnea. Así mismo, cuando se está padeciendo disnea es mejor evitar cualquier tipo de esfuerzo, aunque sea leve, como caminar deprisa o subir escaleras.
La disnea no deja de ser, en su mayoría de casos, un efecto secundario a muchas patologías, especialmente respiratorias. Enfermedades que suelen afectar a mayores, por lo que en concreto a ellos hay que prestarles atención y actuar rápido, ya que la subjetividad de la disnea que se comentaba al inicio puede hacer que se sufra de manea más grave de lo que podría ser por la sensación que perciben los pacientes.