Es tendencia estas navidades. Todo el mundo está acudiendo en masa a comprar test de antígenos, ya sea porque han tenido un contacto estrecho con un positivo o simplemente a modo de prevención. Tanto es así, que la demanda ha aumentado un 545% en apenas una semana y, ante el desabastecimiento, Sanidad ha autorizado la venta de pruebas profesionales en farmacias, es decir, de aquellas que se pensaron inicialmente para que fuesen realizadas por un profesional sanitario y no en nuestros hogares.
Ahora bien, sabiendo que los test de antígenos tienen una fiabilidad muy alta, una especificidad del 97% y una sensibilidad del 90% si se realiza tras los cinco primeros días desde la aparición de los síntomas o durante la primera semana desde la posible infección, ¿sirve de algo hacérselo si no se da ni una circunstancia ni otra? Te lo contamos.
Pese a que os gustaría decirte otra cosa, estas pruebas deben entenderse como una herramienta que ayuda a conocer los casos sospechosos, pero no son, ni mucho menos, una PCR y pueden dar falsos negativos en caso de que se realicen, por ejemplo, el día después del contacto estrecho o incluso las horas posteriores.
Es decir, que sí que en una herramienta preventiva pero no deben transmitir una falsa seguridad que nos lleve a obviar otras medidas que ya conocemos como la distancia, la higiene de manos, la mascarilla y la ventilación cruzada. Para ser conscientes de esto, cabe recordar el caso de los sanitarios de Málaga, todos acudieron a la cena con un test de antígenos recién hecho y con resultado negativo y, finalmente, se contagiaron 80 personas.
Como nos explica el inmunólogo Sergiu Padure, lo más seguro es que todas las personas que se reúnan a cenar o a comer tengan la pauta completa de vacunación que, "pese a no exime de la infección, sí que reduce la capacidad de transmisión y la gravedad de la enfermedad si se contrae el virus".
Siendo conscientes de que no son un arma infalible, el momento en el que se realizan también es importante. Lo ideal es hacerse uno tres días antes de verse y otro justo antes de la reunión familiar. Eso implica que, aunque seamos positivos, seguramente lleguemos en fase de incubación, sin capacidad de contagio.
¿Qué pasa con esto? Que de poco sirve si vamos a convivir los días posteriores ya que horas después si somos positivos empezaremos a transmitir el virus a la gente con la que estemos. En ese caso, sería conveniente realizar la operación de nuevo la semana de fin de año. Es decir, realizar uno el martes y otro antes de la cena.
Por último, es muy importante que los test de autodiagnóstico se realicen siguiendo exactamente las instrucciones del fabricante, ya que, un error al tomar la muestra o que se formen burbujas en el pocillo donde se loca, puede dar un resultado falso, es decir, un negativo que realmente no lo es.