Tres días. El es plazo de riesgo extremo de sufrir un ictus en los mayores de 65 años infectados con coronavirus. Es el resultado de una investigación preliminar que se ha presentado en la Conferencia Internacional de Accidentes Cerebrovasculares. Aunque otros investigadores ya habían estudiado esta correlación, los resultados fueron inconsistentes y no estaban centrados específicamente en este rango de edad.
"El ictus tras el diagnóstico de la COVID-19 es una posible complicación de esta que los pacientes y los médicos deben conocer. La vacunación de infección y las complicaciones, incluido el ictus", ha comentado el doctor Quanhe Yang, autor principal del estudio.
El análisis muestra que, tras esas tres primeras jornadas, en las que existe 10 veces más riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular que durante los 28 días posteriores, este disminuye rápidamente. Entre los días cuatro y siete se reduce a seis veces más, y entre el ocho y el 14, baja a cuatro.
Según la Sociedad Española de Neurología, el 60% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 desarrolla síntomas neurológicos y un 12% de los pacientes post-COVID tiene secuelas de este tipo.
El coronavirus tiene varias vías para producir afecciones cerebrales. Por un parte, por la invasión directa del virus en el sistema nervioso central, debido a un debilitamiento de la respuesta inmune y, por otro, por una afección indirecta, siendo estas las causas más comunes.
La sintomatología de una infección moderada de coronavirus incluye un proceso inflamatorio, lo que conlleva un funcionamiento deficiente de los órganos y el desarrollo de coágulos de sangre, siendo precisamente la obstrucción de vasos sanguíneos que impide el riego del cerebro la causa de los ictus.
Además, la infección por coronavirus no solo crea inflamación en todo el cuerpo, sino que también produce hipercoagulación de la sangre, una condición que hace que la sangre se coagule más fácilmente de lo normal y sea más propenso a la formación de coágulos.
Uno de cada cuatro adultos mayores de 25 años sufrirá a lo largo de su vida un ictus, una enfermedad cuya supervivencia depende del tiempo de reacción entre el episodio cardiovascular y la atención hospitalaria. En nuestro país es la segunda causa de muerte entre la población, la primera en mujeres.
Su incidencia aumenta significativamente con la edad, sobre todo a partir de los 65 años y aunque suelen llegar sin avisar, hay algunos síntomas a los que debemos estar atentos.