Un estudio publicado en la revista 'Nature' y realizado por investigadores de la Universidad de Harvard (Boston) ha conseguido explicar por qué aparecen canas en el pelo. Más allá de la edad, el estrés tiene gran parte de la culpa.
Cuenta una leyenda urbana que, en 1982, cuando Felipe González llegó a la presidencia del Gobierno, sus asesores le aconsejaron teñirse las patillas de color plata para parecer más maduro. Su pelo, negro y tupido no se asociaba con la imagen de una persona madura que pudiera gobernar España después de 40 años de dictadura y una transición. Fuera leyenda o realidad, lo cierto es que la relación de los políticos con su pelo es más bien a la inversa. Barack Obama, Zapatero, Sarkozy, y Pedro Sánchez son solo algunos ejemplos de presidentes que accedieron al poder con el pelo negro y se aclaró con el paso del tiempo.
Además de presidentes del Gobierno, un estudio publicado en la 'Revista Británica de Dermatología' cuantificó en el 74% de las personas de entre 45 y 65 años las que tenían canas en, al menos, una proporción media del 27%.
Ahora, un estudio realizado con ratones en Harvard ha explicado el proceso de aparición de las canas y han demostrado la relación que existe entre el estrés y la canicie: el primero provoca el agotamiento de las células madre que forman los pigmentos en los folículos pilosos y puede hacer que el pelo se vuelva gris.
"Esta es la primera vez que tenemos evidencia definitiva de la relación entre estrés y encanecimiento del cabello", explica Ya-Chieh Hsu, una de las autoras de la investigación, a la Agencia SINC.
"Además, pudimos identificar cómo ocurre este proceso", añade Hsu. "Queríamos entender cómo el estrés conduce a cambios en diversos tejidos, y la pigmentación del cabello es un sistema accesible y manejable para empezar".
En anteriores estudios ya se había demostrado que la pérdida de pigmento en el pelo se debía al agotamiento de las células madre de los melanocitos, los encargados de dar color al cabello. Sin embargo, en esta nueva investigación se han dado cuenta de que el estrés activa el sistema nervioso simpático, responsable de nuestras reacciones ante el estrés y el peligro, y esto provoca la liberación de noradrenalina, un neurotransmisor que activa a las células madre en el cabello.
Cuando estas células madre se despiertan y empiezan a trabajar de manera excesiva se convierten en células productoras de pigmento. Esto, en un primer lugar, puede tener un lado positivo: tener el pelo más oscuro, pero tiene una contrapartida bastante importante. Al producir más pigmento del necesario, las reservas se agotan de manera prematura y, cuando se quedan sin material de donde tirar, el pelo deja de pigmentarse y el que empieza a crecer lo hace sin color, canoso.
"Después de solo unos pocos días, todas las células madre encargadas de regenerar pigmentos se perdieron, y una vez que se han perdido, ya no se puede regenerar el pigmento. El daño es permanente", explica Ya-Chieh Hsu.
Ahora, el próximo reto para estos investigadores es analizar los efectos que produce el estrés en otros órganos del cuerpo y, sobre todo, buscar los tratamientos más eficaces para reducir las consecuencias en nuestra vida diaria y en la de los futuros presidentes del Gobierno.