La segunda ola de la pandemia nos ha pillado con la Navidad a la vuelta de la esquina. Hasta hace unos días todo eran incógnitas que, ahora, ya tenemos más o menos claras. Nos podremos juntar un máximo de seis personas, podremos volver a casa o que nuestros familiares lo hagan y el toque de queda se pospone hasta la una los días 24 y 31 de diciembre. Sin embargo, hay un tema que está en boca de todos. Qué hacer con los abuelos estas fiestas. Algunos hablan de realizar cuarentena y una prueba covid para que el reencuentro sea seguro, otros prefieren este año evitar los juntones y curarse en salud. En Francia, donde la situación es crítica y han estado un mes y medio confinados, las medidas se empiezan a relajar, pero los científicos aseguran que si no se cumplen las restricciones la tercera ola será dramática.
En esta situación de inestabilidad, Rémi Salomon, presidente de la Comisión médica del sistema público de salud de Paris pide mucha precaución y hace un llamamiento importante para recordar a los ciudadanos que el virus no ha desaparecido ni lo hará a corto plazo si las medidas se olvidan sean las fechas que sean. "El coronavirus es muy peligroso. No debemos comer con el abuelo y la abuela, aunque antes hayamos tomado precauciones", ha explicado en Franceinfo.
Lo que insinúa es que una cuarentena breve puede no ser suficiente para librar a los mayores de una infección. Su teoría es que, sin un test o con uno, pero realizado antes de los días de incubación, no hay ninguna seguridad por mucho que hayas evitado relaciones sociales. "El periodo de incubación, en algunas ocasiones, roza los siete días, llegando incluso a los diez". Además, apela al corazón y pregunta a los ciudadanos si serían capaces de vivir después sabiendo que, por una simple cena, un ser querido tan importante en nuestra vida se infecta y fallece. "Pasarles el virus a mis abuelos es lo peor que podría pasarme", asevera.
Salomon, en cambio, no anima a dejar de lado a nuestros mayores, sino a visitarlos con la mascarilla puesta y todas las medidas higiénicas y de distanciamiento de por medio. "Podemos ir, pero no comamos con ellos", es el mensaje que lanza en unas navidades que, asegura, serán muy complicadas. "Nuestros mayores, si tienen covid-19, es muy posible que acaben en cuidados intensivos y probablemente acabarán muriendo, no lo olviden".
Por eso su propuesta es clara: pasar las fiestas juntos y cuando llegue la hora de comer, que los abuelos lo hagan en una habitación y el resto de la familia en otra. "Cortemos el tronco navideño por la mitad y que los abuelos lo coman en la cocina, mientras que los demás lo hacen en el salón. Así estarán acompañados pero seguros".
Además, para conseguir una seguridad todavía mayor, el presidente de la Comisión médica del sistema público de salud de Paris pide a las autoridades que los centros educativos cierren sus puertas una semana antes para que los niños hagan una cuarentena breve y reducir así el riesgo de contagio durante las celebraciones.