La ivermectina es un antiparasitario que, de la noche a la mañana, se ha convertido en la cura milagro contra el coronavirus, promovida, entre otros, por colectivos antivacunas Se trata de un fármaco que, en nuestro país, se utiliza, sobre todo, en el ámbito veterinario para tratar infecciones por gusanos, sarna o piojos. Pese a tener al alcance de la mano vacunas eficaces contra el coronavirus, la nueva moda en Estados Unidos es recurrir a este falso remedio que se emplea en reses y caballos, y los profesionales sanitarios temen que en las próximas semanas también aumente su venta en España.
En dosis adecuadas, puede utilizarse para tratar algunas infecciones causadas por parásitos internos o externos en personas, no es el caso del coronavirus. Como resulta evidente, no hay pruebas de que la ivermectina sirva para combatir esta enfermedad y, además, su abuso puede resultar perjudicial para la salud.
De acuerdo con el Centro de Información de Medicamentos (CIME) los efectos adversos de la ivermectina incluyen síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea. Pero no se queda solo ahí, las sobredosis se asocian con "hipotensión y efectos neurológicos como disminución de la conciencia, confusión, alucinaciones, convulsiones, coma e incluso muerte".
Además, puede salir urticaria y reacciones alérgicas fuertes en aquellos que tomen una cantidad superior a la indicada. Este fármaco potencia los efectos de otros tratamientos que causan depresión del sistema nervioso central, como la benzodiacepina y los barbitúricos. Por su lado, la FDA norteamericana alerta también el peligro de combinarlo con anticoagulantes, como pueden ser el apixabán o el dabigatrán.
Ante la dificultad de obtener este medicamento sin receta, el mercado negro se empieza a hacer eco de tratamientos con este fármaco pero para uso veterinario. "Los productos de ivermectina para los animales son diferentes de los productos de ivermectina para las personas", explica la FDA. "Por un lado, los medicamentos para animales suelen estar muy concentrados porque se utilizan para animales grandes como los caballos y las vacas, que pueden pesar una tonelada o más, mucho más que nosotros. Estas dosis tan elevadas pueden ser muy tóxicas para el ser humano".
Por otro lado, hay que tener en cuenta que las agencias de medicamentos no revisan los fármacos solo en función de la seguridad y eficacia, si no en el uso que se le vaya a dar. Es decir, que muchos de los ingredientes inactivos que puedan tener no están evaluados en su uso para personas o "incluyen unas cantidades mucho mayores de las que podemos soportar. De ahí que no sepamos cómo afectarán esos ingredientes inactivos a la absorción de la ivermectina en el cuerpo humano".