Se podría decir que el hacer crujir los dedos uno a uno o todos de golpe se convierte en una manía o costumbre para muchas personas. Lo que nunca llegamos a tener claro es si estos chasquidos pueden convertirse en un problema a medio o a largo plazo.
En Uppers hemos acudido a Montserrat Ruiz-Olivares, fisioterapeuta y secretaria general del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid y nos ha explicado por qué no es malo hacer crujir los dedos.
Tal como detalla la especialista, crujir los dedos de las manos de forma frecuente no es perjudicial, ya que no se desgastan las articulaciones, ni se produce un daño en los huesos de la mano ni en los cartílagos.
Este sonido o chasquido tan característico que una persona produce al presionar sus nudillos de forma intencionada se debe a un aumento de la presión en el líquido sinovial. Ruiz-Olivares adelanta que “el líquido sinovial es espeso y transparente. Se encuentra dentro de la articulación y aporta las sustancias necesarias para su funcionamiento, es decir, facilita la mecánica del movimiento de la articulación gracias a que lubrica, protege y permite el deslizamiento”.
Además de actuar como lubricante, el líquido sinovial es una fuente de nutrientes que contiene gases como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono. Al estirar las articulaciones, se genera un ruido que “se produce por cavitación”, continúa la fisioterapeuta, “los gases forman burbujas, es decir, cavitan para después explotar y generar esos chasquidos”. Lo que sucede es que, al aumentar la presión sobre la articulación, los gases que se encuentran disueltos en el líquido sinovial pasan a estado gaseoso.
Es más, Ruiz-Olivares relata cómo el médico Donald L. Unger comprobó él mismo cómo ese crujido intencionado no generaba ningún problema. Este médico de California, Estados Unidos, durante 60 años un día tras otro se estuvo crujiendo los nudillos de los dedos de su mano izquierda pero nunca los de la derecha.
Tras todo ese tiempo comparó el grado de artritis de ambas manos y el resultado fue similar. Demostró que tal gesto no provocaba un desgaste extraordinario de la articulación o posibles dolencias, como hasta entonces se creía. Su estudio se añadió a otros análisis de campo más serios con conclusiones parecidas y logró el Premio IG Nobel de Medicina en 2009.
Por otra parte, hay otro ruido o chasquido articular no intencionado, por ejemplo, en rodillas o tobillos que se puede producir por un exceso desgaste del cartílago. “Estos chasquidos son bastante habituales en las personas mayores debido al envejecimiento normal por la edad o en las personas sedentarias”, subraya la fisioterapeuta.
“En estos casos sí es aconsejable acudir a un especialista que realice una valoración principalmente cuando esos ruidos van acompañados de bloqueo articular, dolor, pérdida de movilidad o inflamación ya que podría ser debido a algún problema mecánico en las articulaciones”, concluye Montserrat Ruiz-Olivares.