Los animales de compañía se convierten en “amigos” inseparables de nuestros mayores aportándoles múltiples beneficios; ya solo su compañía, la responsabilidad o las rutinas de darles de comer son increíblemente positivas. Incluso en Uppers hemos recogido las conclusiones de un estudio sobre por qué tener un perro previene el riesgo de desarrollar discapacidad motora en personas de edad avanzada.
El estudio lo han llevado a cabo Yu Taniguchi, Satoshi Seino, Bruce Headey, Toshiki Hata, Tomoko Ikeuchi, Takumi Abe, Shoji Shinkai y Akihiko Kitamura, todos ellos investigadores de distintas universidades de Japón. Los resultados, así como la metodología, los han publicado en la revista Plos One a finales de febrero pasado.
La intención era demostrar cómo está relacionada la tenencia de un perro o un gato por parte de una población de mayor edad con la aparición de una discapacidad física o motora y la mortalidad. Tras el análisis realizado, los investigadores comprobaron cómo los dueños de perros o de gatos “hacen ejercicio con más regularidad y tienen relaciones sociales más estrechas” que los que no tienen mascotas a su cargo. También pudieron evaluar “los efectos beneficiosos de estas variables moderadoras sobre el inicio de la discapacidad y la mortalidad”.
El primer paso fue recopilar los datos de un total de 11.233 personas mayores de 65 años de Japón que tenían un perro o un gato. A continuación, compararon esa lista con la de personas que estaban empezando a padecer una discapacidad según el sistema japonés de seguro de atención a largo plazo. También estudiaron los datos de los registros locales de mortalidad y sus causas.
Durante tres años y medio se realizó un seguimiento de esos 11.233 mayores para concluir que en el 17,1% de ellos se desarrolló el inicio de una discapacidad y el 5,2% falleció. A su vez enfrentaron estos porcentajes con una muestra de adultos que no tenían mascotas a su cargo. La conclusión fue que “los adultos mayores que cuidaban un perro tenían una probabilidad significativamente menor de la aparición de una discapacidad”.
Las razones están muy claras; el ejercicio regular que implica una mascota reduce el riesgo de la discapacidad. Según los investigadores, el cuidado diario del perro puede desempeñar un papel importante en la salud y favorece un proceso de envejecimiento más exitoso. Sin embargo, también se puso en evidencia que hay diferencias entre el tipo de animal doméstico, porque tener un gato no impacta de la misma forma en el desarrollo de una discapacidad motora. Ser dueño de un gato no se combina con el mismo ejercicio físico regular al que obliga o anima un perro. En cuanto a la relación entre la mortalidad por todas las causas y la tenencia de mascotas no se encontró una relación significativa.
El envejecimiento debe ser saludable
Tal como avanzó el grupo de científicos, en el último siglo y medio, la ciencia médica ha generado un aumento considerable de la esperanza de vida. A partir de aquí el objetivo es que el envejecimiento sea saludable retrasando o frenando la aparición de enfermedades y discapacidades principalmente motoras. De ese modo los investigadores recomiendan que las políticas de promoción de la salud se centren “en mantener la capacidad funcional sin discapacidad durante el mayor tiempo posible durante la vida”.
También se detalla que otros estudios han demostrado cómo la fragilidad física está directamente relacionada con el riesgo de una discapacidad futura y que en aquellos adultos mayores pero robustos la incidencia de ese riesgo es mucho menor.
A partir de aquí se puede afirmar que tener una mascota aporta beneficios para la salud. Incluso otras investigaciones han demostrado que las tasas de supervivencia acumulada son mejores, se han registrado menos visitas al médico por parte de los mayores y una mayor capacidad para mantener las actividades ordinarias de la vida diaria. Por tanto, podría decirse que todo son ventajas cuando se convive con un perro.