A todos nos gusta disfrutar de un buen baño en el mar pero, si es de forma segura, mucho mejor. Si ya estás de vacaciones o lo vas a estar en breve y tu destino es de costa, debes saber que existen algunos peligros con los que quizás no hayas contado: las corrientes de resaca. Las corrientes de resaca o corrientes de retorno son una de las principales causas de ahogamiento en las playas, por eso es importante conocer en qué consisten, cómo saber dónde se dan y sobre todo, salir de una situación que ponga en riesgo nuestra vida.
Las resacas, a diferencia de otro tipo de corrientes, son canales estrechos y potentes de agua que se producen de manera perpendicular a la costa y que puede arrastrar mar adentro hasta al más experto nadador. Estos canales se producen por el choque continuo de las olas con la orilla que poco a poco van excavando la arena. Cuando las olas llegan a la playa vuelven al mar cogiendo el camino de menor resistencia acumulándose en los canales y convirtiéndose en fuertes corrientes salientes.
Normalmente las resacas van a 2-3 km/h, la misma velocidad que un nadador medio, pero un secreto poco conocido hace a estas trampas mortales aún más peligrosas: la fluctuación de la velocidad. La velocidad a la que fluctúa el agua no es la misma siempre: puede estar a 2-3 km/h y en 90 segundos cambiar a 8 km/h, una velocidad que supera a la de un nadador olímpico. Esto es lo que coge a la gente desprevenida.
A veces estas corrientes son perceptibles a simple vista, dependiendo de la intensidad de la corriente y del tipo de sedimento. Cuanto más fino sea el sedimento, más fácil será detectar estas corrientes. También podremos percibirlas observando el oleaje, ya que son contrarias a las olas. Además, desconfía si ves una zona con oleaje en calma, suele ser ahí donde se da la corriente de resaca. Antes de entrar en el agua, infórmate de la situación del mar. En algunas playas el equipo de socorrismo suele señalizarlas con balizas.
Aunque seamos un nadador experimentado, podemos llegar a vernos atrapados por la resaca. Por eso, si nos ha pillado por sorpresa, lo primero que tendremos que hacer será mantener la calma. El pánico no nos ayudará a salir de esta situación de peligro.
Si percibimos que nos hemos movido demasiado de nuestro punto de partida en el agua, estamos siendo arrastrados por una corriente de resaca. Es importante, en este punto, evitar nadar a contracorriente, puesto que lo único que conseguiremos será agotarnos. Estas corrientes pueden tener una velocidad de unos 8 km/h.
Nuestro objetivo será escapar de la corriente. Para ello tendremos que nadar en paralelo a la misma hasta una zona alejada o hacerlo a unos 45 grados. Después, deberemos nadar hacia la orilla para estar finalmente a salvo. Si hemos estado nadando y nos hemos agotado, tendremos que intentar mantenernos a flote y hacer señales con los brazos o gritar para pedir ayuda al equipo de salvamento.