El coronavirus nos ha introducido de lleno en el teletrabajo. Con lo que nos gustaba ir a media mañana a por un café con los compañeros y así despejar la cabeza un rato. Ahora nada de eso. Tienes, por un lado, a uno de tus hijos aburrido, al otro estresado con sus clases online, y a tu vecino con la música a tope cada mañana para animar a todo el barrio. Aunque no sea fácil, por lo menos nos amenizan un poco la soledad del teletrabajo, pero lo que no te está gustando nada es el dolor de espalda que te ha regalado la silla de tu comedor. Nunca lo habías pensado, pero como echas de menos la silla de tu oficina.
A muchos les ocurre que no tienen en casa un despacho propio, con su mesa, una buena silla y un orden. Por eso, hay que recurrir a las zonas comunes del hogar que quizá no sean tan cómodas como tu pensabas. Los primeros días no, pero según van pasando, notas molestias musculares, el cuello algo cargado e incluso dolores de espalda que antes no tenías.
Por eso, tienes que buscar la comodidad, pero no una cualquiera, sino una que te permita no forzar ni cargar ninguna parte de tu cuerpo. Si no tienes una silla específica o una mesa que te deje el ordenador a la altura correcta para no tener que doblar el cuello, busca otras opciones. Ponte un cojín en el respaldo del asiento que te ayude a mantener la espalda recta o pon algún libro bajo el ordenador para no tener que forzar el cuello cuando miras la pantalla. Busca la entrada de luz natural al lugar que has elegido para trabajar y, si ves que no es suficiente, puedes añadir algún apoyo de luz artificial.
No estés demasiado tiempo sentado. Si en tu oficina acostumbras a levantarte para preguntarle dudas a tus compañeros, llevar informes o a ir a la fotocopiadora, establece en tu jornada de teletrabajo algunos periodos de descanso que te permitan mover un poco el cuerpo, estirarlo y aprovechar para beber un poco de agua. Con cinco o diez minutos tendrás suficiente para volver a ponerte manos a la obra.
Seguro que la mayoría ya ha cometido el error de quedarse en pijama trabajando desde la cama o el sillón. Además de que no es el lugar más correcto para desempeñar tus funciones, no es tan cómodo como piensas. Estar tumbado en la cama, tapado por tus suaves sábanas y con tu pijama favorito mientras trabajas es algo que no te imaginabas y que deberías ir borrando de tu mente. Esa posición hace que nuestro cuello y parte de la espalda se mantengan flexionados para mirar el ordenador, por lo que estaremos forzando más de la cuenta esa zona. Así que es el momento de que en tu cabeza resuene la famosa frase de madre de: “la cama solo es para dormir”, por lo que levántate y busca el mejor lugar para trabajar.
A falta de la silla de tu trabajo y la amplitud que tenías en la mesa, tienes que adaptar un rincón de tu hogar como puesto de trabajo. Prueba y valora que opción es mejor, intentando mantener siempre una postura saludable para tu espalda. Si ves que con el paso de los días el dolor de espalda no desaparece, puede que ese lugar de trabajo no sea el más óptimo o no estés estirando lo suficiente tus grupos musculares. Así que tómate tu tiempo y analiza qué puede estar ocurriendo para que el dolor no desaparezca.