Disfrutar de una buena tapa de bravas o croquetas o de un pinchito de tortilla es algo que a todos nos gusta, sobre todo ahora que llega el buen tiempo y podemos disfrutarlas con una caña o vermú bien fresquito y un sol reluciente.
Aunque los orígenes de estos aperitivos no están claros (hay quien dice que aparecieron en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, y quien dice que surgieron en el siglo XIX, en la época del rey Alfonso XIX), de lo que no hay duda es que las tapas y los pinchos se han convertido en una seña de nuestra variada cultura gastronómica. Pero ¿cómo afectan estos aperitivos a nuestra dieta?
Determinar cuánto puede engordar una tapa puede ser una tarea extremadamente complicada, ya que hay muchos factores que pueden afectar a sus calorías, como puede ser la cantidad que nos sirven, los ingredientes que se han utilizado o el aceite que se ha empleado en su cocción. Sin embargo, aunque no sea posible decir exactamente cuántas calorías te meterás en el cuerpo con esa tapa de croquetas que sirven en tu bar de confianza, sí es posible hacerse una idea aproximada de cuáles son las tapas que peor le sentarán a nuestra báscula y cuáles son las más saludables.
De acuerdo a un estudio elaborado en 2011 por la Fundación Española de Nutrición y titulado ‘El valor nutricional del aperitivo’, la tapa más calórica que podemos meternos entre pecho y espalda es la morcilla. Según el trabajo, que analiza las propiedades nutricionales de 25 tapas tradicionales de España, un aperitivo de morcilla tiene en torno a 455 kilocalorías, una cantidad especialmente alta sobre todo si tenemos en cuenta el reducido tamaño que suelen tener estas tapas y que puede aumentar hasta las 521 kilocalorías si la acompañamos de una caña de cerveza tradicional.
Tras la morcilla, el estudio señala que la siguiente tapa más calórica que podemos consumir en un bar son los callos a la madrileña. En concreto, este aperitivo, que mezcla callos con chorizo, tocino, morro de vaca, morcilla y manita de ternera, entre otros, aporta aproximadamente unas 415 kilocalorías, que aumentan hasta las 481 cuando la acompañamos con una cerveza tradicional.
Otra tapa que también puede echar por tierra nuestra dieta son las croquetas y, en concreto, las de jamón y carne. Este popular manjar elaborado con harina, leche y mantequilla aporta aproximadamente unas 333 kilocalorías que, si se acompañan con una cerveza, como es habitual, ascienden a 398, nada mal si tenemos en cuenta que, por norma general, se suelen servir solo un par de croquetas por tapa.
La harina refinada que se utiliza para preparar las croquetas es un ingrediente que aporta un buen número de calorías vacías y que se encuentra en muchas otras tapas en la que los ingredientes están rebozados. Por eso, es conveniente moderar su consumo. Lo mismo ocurre con el pan, que se utiliza para elaborar los montaditos tan populares de los bares y que puede aportar una cantidad nada desdeñable de kilocalorías.
Si queremos mantener la báscula bajo control, además, debemos moderar el consumo de tapas tan famosas como la tortilla de patatas, que puede llegar a aportar en torno a 196 kilocalorías, o las patatas bravas, que contienen alrededor de 190 kilocalorías. En cambio, alternativas saludables como los pimientos de Padrón, los revueltos de setas o las parrilladas de verduras pueden ayudarnos a mantener la dieta, ya que su aporte calórico es mucho más reducido.
Antes de ponerte exquisito con las tapas, eso sí, ten en cuenta que un día no va a echar por tierra todo tu progreso: siempre que actúes con moderación, podrás disfrutar de todos los platos que te propongas, incluso de esa calórica morcilla que mencionábamos al principio.