El dolor de cabeza es un (molesto) compañero de batallas que está más presente en nuestro día a día de lo que nos gustaría. Las causas de su aparición pueden ser muchas, desde una enfermedad hasta un derivado del estrés o la ansiedad e incluso una lesión. ¿Y la alimentación? ¿Puede tener alguna relación lo que ponemos en nuestra mesa con ese dolor de cabeza que parece que nunca termina de irse? Pues lo cierto es que sí, hay alimentos que pueden favorecer la aparición de esa jaqueca.
La ciencia ya lo ha señalado en varias ocasiones. Un reciente artículo de The Conversation afirmaba que casi el 90% de las migrañas pueden estar causadas por la incapacidad del organismo a metabolizar la histamina de algunos alimentos. Esta sustancia tiene diferentes funciones en nuestro organismo, como en el sistema inmune o en la secreción de ácidos del estómago.
La histamina también se encuentra presente en algunos alimentos que pueden estar dentro de nuestra despensa. Entre ellos, los quesos curados, algunas bebidas alcohólicas como la cerveza o el vino, los embutidos, los pescados en conserva, ahumados o marinados, derivados de la soja, algunos vegetales e incluso el chocolate.
Pero si la histamina tiene una función en el organismo, ¿por qué nos puede jugar en contra? En nuestro cuerpo también hay una enzima conocida como diamino oxidasa (DAO) y que puede eliminar la histamina. ¿Qué ocurre? Como en todo, hay personas que pueden tener un déficit y, por tanto, más dificultades para metabolizarlo, lo que provoca un aumento de su concentración, favoreciendo la aparición de los dolores de cabeza.
En estos casos el consumo de alimentos con histamina favorece aún más las cefaleas continuadas y frecuentes, así como la posible aparición de taquicardias o nauseas. Por ello, cunado estos dolores de cabeza aparecen, hay que poner el ojo en nuestra alimentación, en qué estamos comiendo y qué entra en el carro de nuestra compra porque la alimentación puede ser la culpable de esas jaquecas.
Por tanto, solo bastaría con probar un cambio de dieta eliminando o restringiendo los alimentos ricos en histamina, así como el café. Ese indispensable que te despierta por la mañana puede terminar dañándote. De esta manera, no hay que caer en un consumo excesivo de cafeína, sobre todo cuando ya estamos sufriendo algún episodio de migraña.