Todos sabemos que las frutas y las verduras son necesarias para mantener una dieta sana. Sin embargo, solo 40 países, el 36% de la población mundial, pueden hacerlo de manera habitual. Para muchos ciudadanos son artículos de lujo que repercuten de manera negativa en su salud. Por ello, la industria alimentaria y la comunidad científica están desarrollando nuevas opciones que permitan acortar los ritmos de producción y hacer que estos alimentos sean más asequibles y accesibles. Con este objetivo nacen los 'microgreens' o microverduras.
Las microverduras se obtienen a partir de hortalizas y los cereales cultivables. Se denominan de esta forma porque su recolección se realiza entre los días siete y 21, tras la germinación de la semilla. Miden hasta diez centímetros y solo tienen una porción de tallo, las hojas embrionarias (cotiledones) y las primeras hojas de la planta. Requieren un periodo de crecimiento muy corto y un menor mantenimiento en comparación con los cultivos tradicionales.
Además, sus necesidades de iluminación y de substrato de crecimiento no son tan exigentes como los cultivos tradicionales, por lo que se pueden cultivar fácilmente en muchas partes. Desde el punto de vista culinario, estas pequeñas delicias aportan un gran sabor y una textura interesante.
Las microverduras son vegetales funcionales, tan valiosas desde el punto de vista nutricional como el resto de sus compañeras de especie. No solo están cargadas de micronutrientes como hierro, zinc, potasio, calcio, manganeso o selenio, sino que además contienen fitoquímicos con efectos beneficiosos en la salud del consumidor. Los fitoquímicos más abundantes en estos alimentos son el ácido ascórbico, las filoquinonas, el alfatocoferol, el betacaroteno y antioxidantes de tipo fenólico, entre otros.
Las cantidades presentes de estos compuestos en las microveduras son mucho más elevadas que en las plantas adultas, lo que les hace muy valiosas para el consumidor.
Debido a su corto periodo de crecimiento y su gran flexibilidad, las microverduras necesitan una menor cantidad de agua (entre 158 y 236 veces menos, en el caso del brócoli) que las plantas maduras. Tampoco necesitan fertilizantes, pesticidas o grandes recursos logísticos para su distribución. Por todo ello, las microverduras podrían aportar una herramienta valiosa para superar deficiencias nutricionales y alteraciones metabólicas observadas en las personas con malnutrición.
La OMS y otros organismos internaciones recomiendan el consumo de cinco raciones de fruta y verdura al día para disminuir la prevalencia de enfermedades como el cáncer o la diabetes. Por su fácil cultivo y su rico contenido en nutrientes, las microverduras podrían ser, si no la solución, sí un importante avance para mejorar el estado nutricional del planeta.