La segunda bebida más consumida del mundo, después del agua, es el café. Desde hace un par de décadas este combustible vital tan placentero ha aumentado su reputación. Al menos, el buen café. Aunque el gran consumo sigue siendo de cafés de mala calidad, hoy el café de especialidad es más accesible que nunca. James Hoffmann, uno de los divulgadores más conocidos en en este mundillo, cree que se puede beber un muy buen café a un precio razonable. "En casa se puede beber uno de los mejores del mundo por unos 40 céntimos la taza”, asegura en una entrevista en 'El País'.
No deja de resultar curioso que el llamado 'Messi del café' odiara esta bebida la primera vez que la probó. Claro, que tenía cuatro años. Era "la cosa más asquerosa que había tomado", recuerda, y lo escupió sobre la alfombra. 24 años después se convertía en campeón mundial de baristas, y hoy, a los 44, dirige un imperio, publica libros y sus vídeos en Youtube sobre cómo hacer una café latte en casa o un café de filtro acumulan más de cuatro millones de visualizaciones.
En su nuevo libro, 'El café en casa' (Cinco Tintas), aborda elementos claves para obtener en el hogar una bebida perfecta, desde el agua hasta el nivel de extracción, sin tecnicismos ni parafernalia. “Puedes adquirirlo barato, puede salirte por 10 céntimos la taza, lo sé, pero el salto de calidad entre un café comercial y un café de especialidad es tan grande que me parece que vale la pena gastar ese extra de dinero”, asegura en la mencionada entrevista a 'El País'.
Con un crecimiento del 2000% en España, el café ya no es solo una moda, sino una cultura cada vez más extendida, con un público cada vez más "abierto a sabores más inusuales", aunque Hoffmann predice que la subida de precios será el gran obstáculo en un futuro próximo para que el café de especialidad compita con el comercial.
Que "el buen café sea un lujo disponible para quienes puedan pagarlo” le exaspera, pero confía en que el cambio en ciertos hábitos, como la mejora de la calidad del café que se bebe en casa, marquen una diferencia. Y se atreve a vaticinar un boom a corto plazo del café con hielo: "No solo porque cada vez hace más calor, sino porque está cambiando dónde y cuándo compramos café".