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Comer sano puede ser un objetivo imposible. Entre los caprichos en los que irremediablemente caemos, la información contradictoria que se desliza en los medios de comunicación y un ritmo de vida acelerado, hacer bien la compra se pone complicado. Andrea Sorinas, diplomada en Nutrición Humana y Dietética, especializada en obesidad, nutrición clínica y patologías digestivas, pretende ofrecer soluciones sencillas, prácticas y fáciles de entender y mantener en 'El libro que la industria alimentaria no quiere que leas' (Libros Cúpula).
A lo largo de sus páginas, la experta, que también es una conocida divulgadora en redes (@concoco_nut), proporciona una serie de consejos, ejemplos y ejercicios prácticos, los lectores aprenderán a comprar de forma saludable y a llevar una alimentación consciente, donde cada uno maneje las riendas, sin restricciones ni prohibiciones. ¿Lo más sorprendente? Su posición respecto al llamado 'hambre emocional'. Pero vayamos por partes.
Una dieta equilibrada parte de un estadio anterior, que es hacer la lista de la compra y comprar. ¿Cómo se hace esa lista ideal? ¿Cuándo y dónde es mejor comprar?
Una lista de la compra ideal se basa en materias primas o alimentos poco procesados, con predominio de verduras, frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales, huevos, pescados y carnes blancas. Deberíamos comprar en el mercado o pequeño comercio de barrio, aunque la falta de tiempo y el ritmo de vida actual hace que compremos más en el supermercado que en el mercado y que recurramos a alimentos ultraprocesados frente a los frescos.
¿Comprar ultraprocesados pasa factura?
Los ultraprocesados aumentan nuestra presión arterial, colesterol LDL, triglicéridos, inflamación, grasa corporal y problemas metabólicos, entre otros. Debemos fomentar una mayor conciencia sobre la calidad de los ingredientes: que los consumidores sepan identificar qué ingredientes deben evitar en una etiqueta para reducir la ingesta de sustancias perjudiciales y mejorar su bienestar general.
¿Qué es para ti comprar bien?
Comprar preferentemente materia fresca sin procesar o alimentos procesados con ingredientes saludables, evitando, insisto, los ultraprocesados. En las etiquetas, debemos evitar ingredientes como: azúcar, harinas refinadas, aceites de mala calidad y sal. Los alimentos ultraprocesados también se caracterizan por contener aditivos como potenciadores del sabor, edulcorantes o colorantes. Además, las etiquetas largas nos dan a entender que el producto ha sufrido mucha modificación.
¿Hay una pista fundamental que nos indica que ese alimento o producto no es bueno?
Uno de los trucos fáciles que menciono en el libro es: "Si tiene una etiqueta muy larga, con palabras que no entiendes, probablemente sea un ultraprocesado. Busca en el estante a ver si encuentras otra opción mejor ¡y listo!".
¿Qué alimentos no deben entrar nunca en nuestra despensa?
No hay ningún alimento prohibido. Ni alimentos buenos o malos. Todo depende del contexto y de la frecuencia con la que se consuma.
¿Qué alimentos siempre deben tener un hueco en nuestra despensa?
Como te decía, procesados saludables como botes de legumbres, conservas de verduras, vasitos de quinoa o de arroz integral o conservas de pescado al natural o en aceite de oliva.
¿Una buena despensa es un antídoto contra el hambre emocional?
No, en absoluto. Además, no hay que ver el hambre emocional como algo negativo. Es normal tener hambre emocional y no va a desaparecer. En lugar de intentar reprimirla, mi propuesta es aprender a regularla.
Para lograr regular el hambre emocional, ¿qué recetas propondrías?
Mi receta favorita fácil, rápida y nutritiva son las ensaladas de legumbres. Tan sólo tenemos que mezclar cualquier vegetal con legumbres en conserva y añadir algún ingrediente extra como atún en lata o aceitunas. Podemos completarlas con trocitos de fruta, frutos secos o semillas y aliñarlas con aderezos especiales como una vinagreta de mostaza y curry o una salsa de yogur.