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La doctora que dijo adiós al dolor crónico tras un cáncer: "En mi despensa no faltan jengibre y canela"

  • La doctora Carla Méndez Losi cambió su alimentación completamente tras sufrir un cáncer de mama para reducir su dolor crónico

  • "Con una alimentación 100% vegetal me he despedido de más de 35 síntomas crónicos"

  • "Una microbiota bien alimentada hace que toda la inflamación y los dolores en el cuerpo se reduzcan"

La doctora Carla Méndez Losi superó un cáncer de mama cuando solo tenía 30 años, pero no se quedó con el tratamiento convencional. En aquel momento, la doctora en biología molecular y especialista en epigenética y microbiota ya había cambiado su alimentación a una menos procesada reduciendo el consumo de carnes, lácteos o azúcares. “La toxicidad del tratamiento fue tan elevada que mi cuerpo no pudo tolerarla y me generó mucho dolor crónico”, reconoce en una entrevista con Uppers.

Entonces empezó un cambio aún más radical en su alimentación, basándola 100% “en plantas con diferentes estrategias, como incluir zumos de verduras o comer más fruta y verdura cruda, con lo que logré reducir mi dolor de articulaciones en los primeros diez días en un 80%”.

A lo largo de los seis años que lleva desde que empezó este cambio a una alimentación 100% vegetal “me he despedido de más de 35 síntomas crónicos, he recuperado la densidad ósea y mis huellas dactilares, eliminé todo lo que tenía que ver con la disbiosis intestinal e intestino permeable y he recuperado la energía, mi sueño y el insomnio ha desaparecido”.

Tras años probando este nuevo modelo de alimentación antiinflamatoria que le permite decir adiós al dolor ha plasmado todos sus conocimientos en el libro ‘Despídete del dolor’ (Zenith) en el que da las claves para una combinación entre nutrición y medicación sea un éxito para vivir con el menor dolor posible. 

¿Por qué es importante conocer qué tipo dolor se tiene? 

Porque si no conocemos qué tipo de dolor tenemos no sabemos qué estrategia tenemos que aplicar. Básicamente hay tres tipos de dolores. El nociplástico es nuestra interpretación de la realidad; el nociceptivo es cuando tenemos daño en un tejido; y el tipo neurológico es cuando tenemos daño en una neurona. Cuando sabemos de dónde vienen esos daños, podemos saber qué puede estar afectando a la neurona, qué puede estar afectando a nuestros tejidos y qué puede estar afectando nuestra interpretación de la realidad. Por lo tanto, si nosotros tenemos un dolor nociplástico, tenemos que hacer mucho más hincapié en trabajar la parte emocional. Si tenemos un dolor nociceptivo, por ejemplo, tenemos que evaluar si hay infecciones, quemaduras o golpes o traumas que están generando ese problema.  

¿En qué se basa tu propuesta para una alimentación antiinflamatoria basada en vegetales? 

Se trata en eliminar la mayoría de los productos procesados que se comen e incluir una gran cantidad de productos antiinflamatorios de origen vegetal. Entre ellos tenemos las hojas verdes, la fruta, los champiñones, las semillas, los frutos secos y, por supuesto, otro tipo de alimentos como los tubérculos, las raíces, los cereales de grano entero o las legumbres.

¿Se puede combinar con el tratamiento farmacológico? 

Por supuesto. No hay que dejar la medicación, que siempre nos puede funcionar para poder superar las crisis que tenemos. Cuando las personas hacen un cambio de alimentación, notan que necesitan menos dosis de su fármaco y empiezan a observar que el tratamiento incluso empieza a funcionar mejor. Cuando el cuerpo funciona mejor, esas dosis de medicamentos antiinflamatorios se empiezan a disminuir tal que eventualmente y, con la ayuda de su médico, pueden dejar la medicación al no necesitarla más.

¿Sería igual para alguien con cáncer que para una persona con artritis o intestino irritable? ¿O hay diferencias? 

Es complicado, hay distintas variables. Para las personas que tienen una gran inflamación, ya sea por artritis, intestino permeable, o porque hay personas con cáncer que tienen artritis o intestino permeable hay diferentes niveles de alimentación. En algunos hay que eliminar alimentos procesados e incluir más productos vegetales, mientras que también hay niveles donde tenemos que hacer protocolos de desintoxicación donde nuestro cuerpo elimine muchas más toxinas y podamos superar la inflamación, las infecciones o los tóxicos que tenemos en el cuerpo. En ese sentido, tú puedes tener cáncer o puedes tener artritis o puedes tener intestino irritable y aplicar muchas estrategias que sean parecidas.

¿Qué efectos tiene sobre el organismo? 

Cuando nosotros empezamos a comer más fruta y más verdura cruda nos hidratamos muchísimo mejor. Por lo tanto, nuestro sistema linfático se activa, el cerebro funciona mejor y podemos eliminar más toxinas. Cuando comemos más carbohidratos naturales sin procesar a través de la fruta, los tubérculos, los cereales de grano entero o las legumbres, nuestra microbiota empieza a funcionar. Y una microbiota bien alimentada genera que nuestro sistema inmune esté muchísimo más tranquilo y hace que toda la inflamación y todos los dolores en el cuerpo se reduzcan. Eso tiene implicaciones en la mejora del sueño, la energía en el día, que el cabello se deje de caer o que personas que tienen hipotiroidismo lo corrijan.  

¿Cuál es el primer cambio que se debe hacer en la alimentación? 

El primer cambio que yo siempre digo es dejar alimentos procesados. Abandonar las harinas, dejar los azúcares, los aceites, las carnes procesadas y rojas y los lácteos. Ese es un primer cambio. El segundo sería incluir más verdura y fruta para poder tener muchísimos más componentes antiinflamatorios.  

¿Qué producto no falta nunca en tu despensa? 

Mi despensa es bastante amplia. Siempre que hay diferentes tipos de despensa: la congelada, la de la nevera y la que está en seco. Si yo te dijera algo que nunca falla en la mía, siempre tendría jengibre, cúrcuma y canela porque son potenciadores antiinflamatorios de todas las demás frutas y verduras que estemos comiendo. Respecto a qué producto nunca va a entrar en mi despensa, ni harinas, ni azúcares, ni aceites, ni ningún tipo de producto animal. Para mí eso son líneas rojas porque he identificado que generan inflamación en mi cuerpo.  

¿La forma de cocinar los vegetales tiene que ver con la obtención de sus beneficios? 

Mientras más cocinemos los vegetales, más podemos perder sus beneficios tanto a nivel de vitaminas como enzimas. Por ejemplo, la vitamina C. Nada más cocinar el brócoli o las espinacas hace que la vitamina C se reduzca entre un 50 y 60% con el calor. Si comemos poca verdura cruda y poca fruta, la vitamina C puede ser muy baja en la alimentación. Algo parecido pasa con las enzimas que nos ayudan a digerir el propio alimento y se inactivan cuando superamos los 45 grados de cocción. Por eso recomiendo que combinar bien la proporción que hacemos de alimentos crudos y que estén cocinados.

¿Cuál sería la ideal? 

A nivel de cocinado siempre recomiendo que sea al vapor, tal vez saltear sin aceite y que si hacemos guisos que estén cocinados hirviendo a menos de 100 grados centígrados.  

Cada vez más población tiene dolores de espalda, huesos y musculares, ¿la alimentación antiinflamatoria también es buena en estos casos? 

Por supuesto que sí. Cuando tenemos un cuerpo inflamado y deshidratado, que no se mueve o que está estresado, va a haber muchos tipos de dolores musculares de espalda o en los huesos. En esos casos hay que alimentarlo lo suficiente para que tenga los suficientes nutrientes y así ejercer sus procesos de recuperación y de reparación celular. Una vez que nosotros estemos allí, tenemos que tener siempre en la mente que debemos implementar hábitos (de movimiento, de conexión con la tierra, de tomar el sol, de saber respirar, o de saber conectar con nuestras emociones). Todo forma parte de esa estrategia global de las personas que quieren despedirse del dolor.