En pocos hogares españoles falta el queso. Lo hay en lonchas para preparar cualquier tipo de bocadillo, rallado para hacer pizzas, o en cuñas para preparar el aperitivo con tus favoritos. Se trata de uno de los alimentos favoritos de la gastronomía española, con multitud de tipos que llevan a tener una gran cantidad de quesos con denominación de origen por todo nuestro territorio, cada uno con sus propias peculiaridades. Pero lo que quizá no te habías planteado es que el queso puede llegar a ser un factor determinante en la longevidad.
El queso lleva sirviéndose en las mesas de todo el mundo miles de años, tantos que es normal que durante tantos siglos se haya creado una infinidad de tipos. Sin embargo, un estudio publicado hace unos días en la revista Nature Human Behaviour resalta como una dieta rica en queso puede verse relacionada con una mayor longevidad al repercutir tanto en el bienestar mental como en el envejecimiento saludable.
El estudio fue desarrollado por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Jiao Tong de Shanghái liderado por Tian-Ge Wang y analizaron a más de 2’3 millones de personas, corroborando que la alimentación es un punto fundamental en el bienestar mental, y por tanto en la longevidad, y que ahí entraban en juego los quesos de calidad.
Las personas que se sometieron al estudio eran europeos de genéticas diversas y en ellos analizaron ocho conjuntos de datos a través de la aleatorización mendeliana de dos muestras impulsadas por el ADN. De esta manera podían relacionar todos los factores con el envejecimiento saludable.
Son puntos complejos, ya que no se conoce con exactitud hasta que punto que la riqueza, el estilo de vida o la educación se relacionan con la salud, la esperanza de vida o una enfermedad. Por ello, los investigadores se centraron en analizar el bienestar mental en el fenotipo genéticamente independiente del envejecimiento (envejecimiento-GIP) y sus cinco rasgos comunes.
¿A qué cinco rasgos se refieren? La resiliencia, la salud autoevaluada, la esperanza de vida, la esperanza de vida de los padres, y la longevidad. Con los resultados vieron como aquellas personas que tenían un bienestar mental más reforzado también eran más saludables a medida que pasaban los años, con puntuaciones altas en los rasgos del GIP del envejecimiento.
La pregunta ahora es dónde entra el queso en esta ecuación. Al parecer, comer queso fue uno de los factores más destacados entre los que tenían puntuaciones más altas de bienestar, más incluso que el consumo de fruta.
No obstante, el estudio no es un ensayo clínico, por lo que los resultados son complejos a la hora de determinar qué nos hace envejecer mejor. Por lo que al igual que el queso puede ser un factor determinante en la longevidad, también podría ir ligado a otros como la riqueza o la posición social.
Tampoco se tuvo en cuenta el tipo de queso o las dosis, solo su consumo como tal porque la investigación no se centraba en ello, pero encontraron una relación entre introducirlo en la dieta y la longevidad que debe seguir analizándose en futuras investigaciones.