Si se pusiera una cámara en todos los hogares españoles, en la cocina más en concreto, es más que probable que un porcentaje cuantioso lo primero que hace nada más despertarse es un café para espabilar y comenzar el día. Unos se lo toman solo, otros con leche y a otros tantos no les da tiempo de tomarlo antes de salir de casa y se lo beben por el camino o al llegar al trabajo. Pero ¿alguna vez te has parado a pensar en cómo afecta tomar café a primera hora al organismo?
Como no podía ser de otra manera, la Universidad de Harvard ha estudiado, y mucho, a la bebida más popular durante el desayuno para conocer cuáles son sus beneficios, qué riesgos podría tener su consumo, o si hay algún grupo de población que no debería tomarlo o abusar demasiado del café.
Cuando hablamos del café puro, sin añadirle azúcar o leche, es una bebida que prácticamente no tiene calorías, pero que cuenta con un gran número de antioxidantes que ayudan a regular el azúcar en sangre o a aliviar la inflamación.
Según expone el profesor de nutrición y epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Harvard, Frank Hu, “la evidencia de los beneficios del consumo de café es incluso más convincente que hace cinco años, especialmente cuando se trata de prevenir la diabetes de tipo 2 y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares”.
Lo cierto es que más allá de la cafeína, el café cuenta con cientos de componentes bioactivos entre vitaminas, minerales y otros compuestos que, entre todos, son los que aportan los beneficios de una taza de café.
La cafeína es un estimulante suave que permite que tengamos un aumento leve de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, por eso a quienes tienen algún tipo de enfermedad cardíaca o problemas de corazón en ocasiones los médicos les aconsejan evitar el café.
“La gente desarrolla tolerancia a la cafeína en pocos días, por lo que los efectos no se pueden extrapolar a largo plazo. Con el tiempo, la cafeína aumenta la tasa metabólica en reposo y el gasto de energía, aunque modestamente. En realidad, puede resultar útil para controlar el peso corporal”, sostiene el experto, que desaconseja por completo las bebidas energéticas que contienen cafeína.
Sobre cuánto es suficiente, los expertos de Harvard apuntan a unas tres tazas de 225 gramos de café para obtener beneficios cardiovasculares o en la reducción de la inflamación. Eso sí, advierten de que se debe hacer un buen consumo, ya que en los últimos años ha crecido el consumo de ciertos tipos de café con una gran carga de azúcar y, por tanto, también de calorías.
Por eso mismo la recomendación de Harvard es que se prepare el café a través del método de goteo o infusión con un filtro de papel, método mejor que el de la cafetera italiana. Como complemento, no está mal un poco de edulcorante y de leche baja en grasas, pero sin pasarse.