El ser humano siempre ha tenido como objetivo aumentar la esperanza de vida y para ellos la alimentación juega un papel fundamental. Según la elección de alimentos, la forma de cocinarlos y acompañarlos, la cantidad y la frecuencia en la que se ingieren, una persona puede vivir más o menos años. Cuando la alimentación se apoya en un estilo de vida saludable, las probabilidades de que la persona viva por más tiempo, y con buena salud, aumentan. Para asegurar una vida prolongada y sana, el compromiso con una alimentación equilibrada es fundamental.
Cuando se pasa la barrera de los 50 años es más frecuente aumentar de peso, pues el metabolismo se vuelve mucho más lento y aunque las calorías consumidas sean las mismas, el cuerpo no las gestiona igual. A medida que el ser humano se hace mayor se pierde masa muscular, lo que supone una ralentización del metabolismo. Según se van sumando años, los hábitos de vida también se modifican pues por lo general la gente se vuelve más sedentaria y disminuye la actividad física.
Precisamente por eso, cuando se van sumando años, la dieta debe modificarse dando prioridad a ciertos alimentos y evitando, en la medida de los posible, otros. Sin embargo, hay alimentos específicos que, según expertos, deberían ser eliminados de la dieta si lo que se busca es maximizar la vida con buena calidad.
Un estudio de la Universidad de Harvard publicado en la revista científica BMJ ha identificado los tres tipos de alimentos que deberías evitar a partir de los 50. Los expertos de la Universidad analizaron los cambios de peso de 136.432 personas adultas, la mayoría de ellos mujeres, durante 28 años, llegando a la conclusión de que cada cuatro años, ganaban 1,5 kilos. La diferencia se ha basado, sobre todo, en la calidad de los hidratos de carbono que consumían, sobre todo en el caso de las mujeres.
Según el estudio los hidratos de carbono de baja calidad tienen un índice y una carga glucémicos muy altas, lo que produce picos de glucosa. Este hecho se asocia al aumento de peso. “Los alimentos ricos en almidón tienden a digerirse más rápido que los alimentos ricos en fibra, lo que provoca un rápido aumento de los niveles de azúcar en sangre. Este rápido aumento puede desencadenar procesos metabólicos que convierten estos azúcares en grasa corporal almacenada”, explicó en un comunicado Yi Wan, investigadora postdoctoral en nutrición en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y coautora del estudio. Por lo que a partir de los 50 lo mejor es evitar los vegetales con almidón, las bebidas azucaradas y los cereales refinados.
Dentro de este grupo se encuentran son los guisantes, el maíz, la patata o la calabaza, entre otros. Estos vegetales son más ricos en hidratos de carbono y calorías que otros, por lo que podrían sustituirse por otras opciones como la alcachofa, las coles de Bruselas, el brócoli, la remolacha, la zanahoria… Aunque a partir de los 50 es mejor evitarlo, es cierto que están llenas de vitaminas y nutrientes que son muy buenos para nuestra salud
Los refrescos, zumos de frutas, bebidas energéticas o cualquier tipo de bebidas a las que se les añadan azúcares. Muchas de ellas llevan grandes cantidades de azúcar añadido, lo que provoca un gran aumento de las calorías diarias sin que nos demos demasiada cuenta.
Este tipo de bebidas no son buenas a ninguna edad, pues están relacionado con el aumento de peso, pero a partir de los 50, con la ralentización del metabolismo, el azúcar es sin duda, un gran enemigo. Los nutricionistas recomiendan sustituir este tipo de bebidas por agua o por infusiones.
Los cereales refinados son aquellos que pasan por un proceso químico antes de la molienda. Este proceso se realiza para producir un cambio en las características del grano y así mejorar su color, textura y humedad, garantizando su vida útil, pero no mejorando sus nutrientes. Son cereales que han sido procesados y a los que se les ha eliminado el salvado y en germen, que contienen gran cantidad de nutrientes, fibra y antioxidantes. Entre ellos destacan la pasta blanca, el pan blanco, el arroz blanco o la harina blanca.