El verano tiene algunsa similitudes con las Navidades, al menos en lo que respecta a la 'barra libre' de comida. Es una época del año que aprovechamos para relajarnos, disfrutar del tiempo libre y ver más a los amigos y familiares. Socializar alrededor de la comida es una constumbre arraigada y también buena para la salud mental. No se trata, por tanto, de evitar las ocasiones, sino de saber de qué manera alimentarnos siguiendo unos buenos hábitos y sin irnos a restricciones extremas.
Para Laura Jorge, dietista-nutricionista y fundadora de su propio centro de nutrición y dietética, la alimentación restrictiva es un error. ¿Por qué? Porque lo más importante a la hora de mantener unos buenos hábitos es que sean sostenibles en el tiempo; por tanto, requieren cierta flexibilidad.
El verano es, indudablemente, la época de ser flexibles, pero hay que mantener un equilibrio para que las rutinas llevadas a cabo a lo largo del año no se borren de un plumazo. El consumo de helados, de alcohol, la falta de ejercicio físico, además de los viajes, las tardes de chiringuito y las comidas fuera de casa, pueden hacer que la balanza se descompense, y por ello elegir por opciones más saludables y seguir pautas para mantenernos saludables es esencial.
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Adaptación necesaria
Según la experta, para encontrar ese equiibrio, lo primero y más importante es adaptar nuestra rutina a esta época del año, implementando algunos cambios:
Tomar siempre una ración de verduras en las comidas fuera de casa, como, por ejemplo, las ensaladas, las verduras a la plancha o las cremas frías. En los segundos, optar platos cocinados a la plancha, asados y con pocas salsas. Los platos combinados con verdura son una gran opción.
Acompañar siempre las comidas con agua y reducir al máximo el consumo de alcohol. Si queremos tomar algo, el agua saborizada, el agua con gas, la kombucha o las infusiones con hielo serán siempre las mejores opciones.
Sustituir los helados ultraprocesados por otras versiones más saludables, hechas, por ejemplo, con frutas de temporada. Entre horas, optar también por frutas o por frutos secos. Incluso podemos llevarlos siempre en el bolso, ya sea a dar un paseo o en un día de playa.
Optar por los aperitivos más saludables. Muchos expertos recomiendan, en vez de ultraprocesados, tomar encurtidos o preparaciones en vinagre, una opción apetitosa en el caso de los pescados, como los boquerones, las sardinas o el atún.
No mezclar distintos tipos de proteínas, por ejemplo, no tomar en la misma comida carne o pescado. Aunque no está directamente relacionado con la energía, sí lo está con el trabajo digestivo. Si sometemos al organismo a un trabajo extra digestivo, nos sentiremos más cansados.
Mantenernos activos durante el día y andar todo lo posible. El ejercicio es un gran aliado y más si escogemos uno que nos divierta y con el que nos sintamos bien. Además, mejorará nuestras digestiones, el aspecto de nuestra piel, nos sentiremos con más energía y más positivas.
Por último, la experta insiste que las restricciones nos llevan a un deseo obsesivo por estos alimentos que nos prohibimos comer y esto nos creará una mala relación con la comida, además de afectar a nuestra salud mental. También debemos olvidarnos de compensar, esto puede hacer que comamos sin control y no ayuda ni a la bajada de peso ni al mantenimiento de buenos hábitos.