Los frutos secos son una de las fuentes de nutrientes más beneficiosas para nuestra salud en general. Además de ser ricos en grasas saludables, proteínas y vitaminas, las nueces, avellanas, almendras o anacardos tienen en común que en su composición natural tienen menos de un 50% de agua. Sin embargo, desde hace unos años existe una tendencia nutricional que consiste en 'activar' los frutos secos antes de comerlos, lo que significa ponerlos en remojo durante un tiempo variable para presuntamente aumentar sus beneficios.
¿Para qué se hace esto? ¿Tiene sentido? ¿Qué hay de cierto y qué de mito? Estas son algunas de las cuestiones que resuelve el nutricionista Aitor Sánchez en una nueva entrega de ‘¿En qué quedamos? Por Mi dieta cojea’, el formato de vídeo de Uppers que despeja dudas comunes sobre nuestra dieta o hábitos alimenticios y de consumo.
Quienes defienden esta práctica sostienen que remojando semillas o frutos secos se activa su proceso de germinación y sus nutrientes van a ser más fáciles de digerir. Quienes lo promueven también argumentan que les va a sentar mejor a las personas que que tengan mala digestión. En ese sentido, recuerda al proceso de poner las legumbres en remojo antes de cocinarlas para que se digieran correctamente. Pero, ¿de verdad pasa lo mismo con los frutos secos?
Para responder a esta pregunta en 2020 se hizo un estudio consistente en poner en remojo almendras, avellanas cacahuetes y nueces para ver cómo les afectaba. Hicieron pruebas de 4 horas, de 12 e incluso con agua y sal. Lo que encontraron fue que las diferencias eran mínimas, y además no siempre positivas. Al pasarlas por agua algunos nutrientes del fruto seco terminaban perdiéndose. Y el efecto en la reducción de antinutrientes, como el ácido fítico, fue solo de un 10%.
En conclusión, 'activar' los frutos secos no va ser mejor nutricionalmente. De hecho, recomendar esta práctica lo único que hace es ponerle trabas a una de las principales ventajas de estos snacks tan saludables: que son fáciles de llevar en la mochila y en el bolso y no hace falta ningún preparativo previo a su consumo. Otra cosa es remojarlos para hacer alguna receta, tipo ajo blanco o un paté vegetal.
Otra cuestión que suele crear cierta confusión respecto a los frutos secos es si se les debe dar o no a los bebés ante el miedo de que puedan desencadenar una reacción alérgica. En los últimos años se ha instalado la teoría de que deben introducirse en la alimentación de los más pequeños cuanto antes.
Lo ideal sería hacerlo en crema para evitar que puedan atragantarse si se les da enteros o partidos en varios trozos. Eso sí, siempre debería darse uno solo cada vez, es decir, crema que tenga solo cacahuetes, almendras, anacardos o cualquier otro fruto, pero solo uno. Así si el niño tiene algún tipo de reacción se sabrá qué lo ha provocado.