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¿Y si no fuesen tan buenos? Alimentos que parecen sanos pero no lo son tanto

  • Algunos alimentos que consideramos sanos quizá no lo sean del todo, al menos para ciertos grupos de población

  • Entre ellos está la leche desnatada que, pese a tener beneficios, quizá la entera no sea una mala alternativa

  • Algunas personas deben tener cuidado y hacer un consumo responsable de productos como la soja o el sirope de agave

Vivimos en unos tiempos, más aún ahora que el verano está a la vuelta de la esquina, en los que gran parte de la población mira con lupa lo que come y la composición de esos alimentos que mete en la cesta de la compra. Una búsqueda de lo saludable que puede acrecentarse aún más a partir de ahora tras la filtración de un informe de la compañía Nestlé y su posterior confirmación de que más del 60% de sus productos no son saludables. ¿Todo lo que metemos en la bolsa de la compra es tan saludable como creemos? Hay algunos alimentos, según señala Satislent, que no son tan buenos para todos como se puede pensar inicialmente.

Leche desnatada

Al ser la leche que menos calorías aporta se suele tener la creencia de que la desnatada es la más sana de las diferentes que existen en el mercado, que dependiendo de la perspectiva lo es, pero si se miran otras aristas, quizá no en todos los ámbitos sea la mejor. Por una parte, varios estudios, entre ellos uno de la Universidad de Harvard, no encontró relación alguna entre la ingesta de leche entera, la más grasa, con la obesidad o la diabetes, es más, entre sus conclusiones sugieren que las personas que toman leche entera están más protegidos ante estas patologías.

Además, pese a que la leche desnatada está más asociada a las dietas y personas que buscan ingerir calcio con pocas calorías, lo cierto es que la leche entera sacia mucho más tras su ingesta, retrasando la necesidad de comer, lo que puede ser de ayuda cuando se busca adelgazar. Luego, otro de los problemas que puede generar la desnatada es que su poca cantidad de grasa hace que su concentración de azúcar sea mayor, mientras que en la entera la mayor presencia de grasa también se nota en los valores de omega 3, que ayudan a mejorar la salud cardiovascular.

Además, en el proceso de eliminación de grasa también se pierden algunas vitaminas, especialmente del grupa A, D y E, aunque luego, en la producción, se suele enriquecer con ellas.

Proteína de soja

La soja está considerada como un producto saludable y rico que se puede integrar fácilmente en la dieta, pero también tiene unos contras que hay que valorar para no pasarnos en exceso con su consumo. Dado a que es una proteína completa, es frecuente y juega un papel fundamental en dietas veganas y vegetarianas, pero algunos grupos de población deben tener cuidado con su ingesta.

Hablamos, por ejemplo, de personas que tengan problemas de tiroides, pues se ha señalado que puede interferir en la absorción de los medicamentos que juegan un papel fundamental para mantener controlada la dolencia. Además, en ocasiones se ha hablado de que puede tener un papel importante en la aparición de algunos tumores, como el cáncer mama, aunque otros estudios han desmontado estas premisas. Por tanto, la principal precaución que se debe tener, consumiendo soja siempre de manera prudente, es en las personas con algún tipo de problema de tiroides.

Sirope de agave

El sirope de agave se ha convertido en uno de los productos clave para aquellos que, de alguna manera, quieren sustituir el azúcar de su dieta por una opción más saludable. Un producto que, a priori, parece ideal pero del que hay que hacer un uso responsable, especialmente si se padece diabetes. Esto se debe a que sus niveles en glucosa son bajos, mucho más que en el azúcar, pero sigue siendo rico en fructosa.

Por eso mismo, siempre que no se abuse, es un buen producto para usar como edulcorante, aunque hay que prestar atención a qué tipo de sirope compramos, pues su proceso de elaboración, en especial si se le añade jarabe de maíz alto en fructosa, no será del todo sano. En definitiva, el uso responsable es clave para evitar que se nos vuelva en contra y afecte desde a la dentadura, hasta al peso o lo niveles de triglicéridos e insulina.

Aceite de coco

El aceite de coco es una de las alternativas en la cocina al de oliva e incluso se ha vendido como un supralimento que podría no serlo del todo, en especial porque su contenido en grasas saturadas es bastante elevado. Pese a ello, este aceite también presenta beneficios para la salud, ya que, por ejemplo, un estudio demostró que su estabilidad ante el calor hace que no intervenga en problemas cardiovasculares, como sí lo hacen otras grasas.

A pesar de que aún son necesarios estudios valorando las dos posturas, su principal polémica está en en esas grasas saturadas de cadena media que se dividen entre los supuestos beneficios e inconvenientes, pues sí, aumenta el colesterol bueno, pero a su vez también eleva los niveles del malo. Por eso mismo, algunos expertos, como el investigador Kevin Klatt dijo a CNN que "no es tan bueno como el aceite de oliva virgen extra".

Por su parte, otros estudios lo que dicen es que, el aceite de coco, mejor para la cara que para la alimentación. Así, si se consume este producto, mejor en cantidades limitadas ante las dudas que siguen suscitando sus beneficios y contraindicaciones, pues también es rico en calorías.