Puede convertirse en un hábito obsesivo. Pesarte mañana, tarde y noche. Las cifras bailan, el número fluctúa. Tenemos una mala noticia para ti, eso que ves marcado no es real. Un día de alimentación saludable no es sinónimo de pérdida de peso. Las dietas milagro, esas que consiguen rápidos objetivos en poco tiempo tienen trampa. La grasa no se pierde tan rápido, el agua sí, la masa muscular, en ocasiones, también. Hablamos la nutricionista e influencer Paloma Quintana, @nutricionconQ, autora de 'Cocina, come y pierde grasa', para que nos explique a qué se refiere en su libro con la afirmación "la báscula miente" y cada cuánto deberíamos subirnos a esta especie de máquina de la tortura.
Adelgazar y engordar. La felicidad y la infelicidad frente a frente. Sabemos que lo primero suele cortar más que lo segundo, sobre todo a partir de cierta edad cuando la ralentización del metabolismo nos lleva a tardar mucho más en conseguir nuestros objetivos por mucho que llevemos la misma rutina alimentaria y de ejercicios que años atrás. Sin embargo, esto no puede llevarnos a convertir en un hábito diario el subirnos a la báscula. "Llegan persona a consulta que dicen 'me he pasado comiendo este fin de semana y he engordado tres kilos', ese peso que marca la báscula no es real. No se ganan tres kilos de grasa en dos días. Ese número puede estar indicando un mayor acúmulo de líquido porque hemos comido más carbohidratos o más sal y el cuerpo lo regula de manera natural, tampoco hay que ir corriendo a por un diurético", explica la experta.
En el peor de los casos, esa pérdida no está solo relacionada con el agua, puede estar unida también a una disminución de la masa muscular. Es lo que le ocurrió a mucha gente durante el confinamiento, por ejemplo, que estando en casa y sin hacer nada, perdían peso. "La báscula nos está mintiendo porque esa reducción no está unida a una pérdida de grasa sino de músculo y ese peso, precisamente, es el que no nos interesa perder. Si nos fiamos ciegamente de la báscula lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos porque creemos que esa subida y bajada de peso son determinantes y que encima vienen dadas por nuestra grasa corporal y eso, con un número, es muy difícil de valorar. Es decir, la báscula no pesa mal, pero el valor que nos da no es representativo".
Pero entonces, ¿en qué nos debemos fijar para saber si estamos perdiendo grasa y no músculo y agua? "Yo animo a fijarnos en otra, en otros objetivos, a valorar otras cuestiones en torno a la composición corporal y a nuestros hábitos. Y esto no quiere decir que no sea un valor para tener en cuenta. Por ejemplo, si baja muy despacio y eso viene asociado a que estamos aumentando nuestra actividad y mejorando nuestro patrón dietético, seguramente estemos perdiendo grasa corporal", apunta Quintana.
Puede que esta recomendación te resulte curiosa y más aún viniendo de una nutricionista, pero lejos de decirnos una fecha acotada la experta nos asevera que nunca o casi nunca ya que en algunos casos es beneficioso hacerlo pero en otros muchos no lo es. "Yo digo a mis pacientes que no se pesen en casa, que al llegar aquí valoraremos si hacerlo o no, dependiendo de la persona y de su situación. Yo, por ejemplo, tengo la báscula en mi lugar de trabajo y jamás me subo a ella", nos cuenta entre risas.
Paloma nos explica que es un dato más que se toma en consulta pero que lo importante es conseguir un estilo de vida saludable y que la pérdida de grasa sin una báscula es muy posible. "Medir la cintura ala altura del abdomen, por ejemplo, es mucho más representativo y nos va a indicar la grasa visceral que es una de las más preocupantes. O incluso una forma de evaluación muy interesante es la evaluación fotográfica, que puede parecer muy superficial o incluso muy subjetiva pero no lo es. Al comparar, pasado un tiempo, la fotografía nos va a ayudar a evaluar la evolución sin necesidad de pesarse a menudo", concluye.