¿De verdad es bueno que me aburra en vacaciones?

  • El 53% de los trabajadores son incapaces de dejar de trabajar y conseguir una desconexión completa durante el periodo vacacional

  • El principio de las vacaciones provoca en muchas personas una sensación de vacío, malestar y búsqueda constante de cualquier actividad

  • Psicólogos nos explican la importancia de aburrirse, sin paños calientes

Aburrirse suena mal y tiene una clara connotación negativa. Ya ni hablamos si lo que queremos que hagas es que te aburras en tus vacaciones. Te parece una locura, ¿verdad? Pues afortunadamente no lo es, sino más bien una práctica muy recomendable y no lo decimos nosotros, sino los psicólogos. Si queremos volver con las pilas cargadas para seguir siendo productivos el resto del año, nuestro cerebro también necesita un descanso que le permita lidiar con el estrés de la rutina habitual. De acuerdo con un estudio realizado por Hays, el 53% de los trabajadores son incapaces de dejar de trabajar y conseguir una desconexión completa durante el periodo vacacional y eso se debe a que estamos sometidos a una sobreestimulación constante.

Sin aburrimiento no hay productividad

Cuando el cerebro comienza a liberarse de esta sensación de agobio y se dispone a descansar, se produce un reequilibrio de su sistema dopaminérgico -que comienza a liberar toda la dopamina que antes retenía- y provoca que cada individuo tarde un tiempo determinado en regularse en función del nivel de estrés al que haya estado sometido. Como consecuencia, el principio de las vacaciones provoca en muchas personas una sensación de vacío, malestar y búsqueda constante de cualquier actividad que les permita rellenar su tiempo. 

Sin embargo, descansar y aislarse del trabajo durante las semanas de vacaciones es fundamental no solo para desconectar y disfrutar de otras actividades diferentes a las habituales, sino también para poder generar nuevas ideas y conexiones sinápticas en nuestro cerebro. La mayoría de los estudios coinciden en que, desde un punto de vista biológico, las vacaciones y el descanso cerebral proporcionan un aumento de la flexibilidad cognitiva, una reducción del estrés crónico que arrastramos durante todo el año y fomentan el pensamiento productivo y creativo. Eso sí, para que sean efectivas y nos permitan volver realmente renovados, es importante que nos consigan liberar del estrés de la rutina del trabajo. 

¿Cómo consigo aburrirme si no quiero?

Aprender a aburrirse no es tarea fácil y menos si llevamos años sin permitir a nuestro cuerpo que lo haga. Hablamos con los expertos de TherapyChat para que nos den unas recomendaciones de cómo hacerlo sin morir en el intento. 

  1. Realizar una desintoxicación digital y desconectar de todas aquellas plataformas que nos vinculan al trabajo, intentando fomentar aquellas actividades que sean más creativas: hay que evitar estar pegados al teléfono móvil contestando mensajes y llamadas, estar constantemente pensando en la cantidad de trabajo que hay que hacer cuando se acabe el periodo vacacional y evitar continuar tareas que hayan quedado pendientes.
  2. Planificar actividades agradables que no se suelan hacer durante el año por la falta de tiempo y darle prioridad a nuestro espacio de ocio personal.
  3. Ralentizar los ritmos habituales: levantarse más tarde, dormir la siesta, leer, etc. Y, en general, llevar un estilo de vida más pausado que nos aleje del ajetreo laboral.
  4. Improvisar, salir de la rutina, disfrutar del aquí y ahora sin pensar en la oficina, ser flexible, desbloquear la mente y apreciar las pequeñas cosas que se pasan por alto cuando no hay tiempo.