Seguro que sabes de lo que estamos hablando. De ese tono agudo, cantarín y un poco tontorrón con el que con frecuencia nos dirigimos a los bebés y niños pequeños. Probablemente lo hagas por costumbre, pero su utilidad va mucho más allá, y es que esta forma de comunicarnos con ellos los ayuda a entender las emociones, procesar mejor la información y desarrollar su lenguaje. No es algo solo de los padres españoles, ocurre en todos los países del mundo y un estudio de Universidad de Princeton, en Estados Unidos, basado en madres de 12 países diferentes, explica por qué nos sale hacerlo de forma instintiva.
En inglés se denomina 'baby-talk' y juega un papel fundamental en el aprendizaje de los más pequeños. Al parecer, este timbre es la forma única de que los pequeños puedan identificar un sonido y todos los padres lo cambian de la misma manera, independientemente del país. Sin embargo, a unos les sale de manera más natural y otros los fuerzan, en ambos casos es importante no evitarlo.
"Las madres hablan con sus bebés más despacio, con frases más cortas, en un tono más elevado y con una entonación más marcada, pero este estudio es el primero en determinar cómo cambian el timbre – y no se dan cuenta. Ocurre de forma similar en inglés, español, cantonés, alemán, francés, hebreo, húngaro, mandarín, polaco y ruso. Representa una forma universal de comunicación maternofilial", explica Elise Piazza, investigadora asociada del Instituto de Neurociencia de Princeton y autora principal de la investigación.
Es importante, sin embargo, que este habla 'infantilizada' no sea cursi y se estructure entorno a un discurso, es decir, no se tiene que basar en inventar palabras para referirnos a otras. Por ejemplo, no hay que referirse a los perros como 'guau guau' ni a los pájaros como 'pío pío'.
La doctora Jenn Berman, autora Superbebé, asegura que este tono ayuda a los pequeños a captar la atención, a procesar la información y a diferenciarlo del sonido de fondo, ya que el oído del bebé es menos sensible que el de un adulto y percibe mejor los tonos agudos. En su libro asegura que en este dialecto bebé capta la atención del niño porque el tono, inflexión y atención que lo acompañan dicen: "esta conversación es para ti".
Además, al niño le resulta fácil seguir este habla de ritmo lento, debido a que los bebés procesan la información auditiva dos veces más despacio que los adultos y el timbre que se emplea se encuentra en el rango de frecuencia al que el bebé es más sensible. Este lenguaje revela las emociones de los progenitores al hablar, lo que ayuda a conectar y a aumentar el interés del pequeño por lo que el padre dice.