El número de suicidios en nuestro país no deja de aumentar y afectan seriamente a nuestros jóvenes. Por datos conocidos el año pasado, España vuelve a reflejar un récord. Los profesionales aseguran que “el suicidio es la principal causa de muerte superando a accidentes de tráfico y tumores” y que esto merece una pronta solución. ¿Se está atendiendo a este tremendo problema que nos afecta a todos como sociedad? Román Reyes, uno de los tres integrantes de Stop Suicidios y dos expertas en salud mental, hablan con nosotros y nos explican qué está ocurriendo entre los jóvenes españoles y los indicativos a tener presentes en estas personas.
Conocemos datos que asustan. En 2019 ya existían cifras más que considerables en muertes por suicidio, 3671 casos. No obstante, la información obtenida el año pasado dictaba que, en 2021, de 4003 personas que se quitaron la vida, 22 de ellas eran menores de 15 años. Beatriz Martínez Núñez, médico psiquiatra con especialidad en infancia y adolescencia, refiere que el suicido es un fenómeno muy complejo que, en ocasiones, se relaciona con hechos negativos que pueda vivir un individuo, aunque no es siempre así.
La profesional comenta que todavía quedan muchas razones por estudiar, aunque resalta que la pandemia lo que ha hecho es acrecentar el serio problema que ya se estaba dando. “En los últimos años en hospitales como el nuestro, el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, en Madrid, hemos observado, un aumento de las peticiones de consulta en salud mental en niños y adolescentes, de igual modo que en el Servicio de Urgencias. El año pasado, las atenciones a este servicio en cuanto a comportamientos suicidas, esto es, ideación autolítica, tentativas suicidas frustradas , autolesiones.., aumentaron respecto a años previos en un 106% en menores de edad. Por lo tanto, puede asegurarse que resulta un suceso muy importante y a tener en consideración".
“No podemos olvidar que el suicidio, a veces, es consecuencia de una enfermedad mental de base, que no siempre tiene que ser reactiva a un hecho concreto. Hay situaciones que además pueden suponer un estrés añadido como ha sido el caso de la pandemia o eventos como el acoso escolar o hechos traumáticos”, apunta esta experta, quien aclara que cada sujeto elaborará sus emociones de un modo diferente, unos pudiendo no tener pensamientos de culpa o desesperanza y otros sí.
Cada día se quitan la vida 11 personas. La doctora subraya que no cree que exista un perfil de sujeto suicida y entiende que hablar de “perfiles” podría aumentar el estigma en los problemas mentales porque podría parecer que se trata de personas menos fuertes.
Martínez Núñez rescata la idea de que aquellos que piensan en quitarse la vida lo están pasando mal y las situaciones pueden ser varias, por lo que es importante poner el foco en cada una de ellas y atenderlas, algo que -como señala- requiere políticas de prevención, bien sea en cuanto a bullying, violencia de otro tipo, situaciones de riesgo económico... Las medidas, integrales y transversales, deberán afectar al conjunto de toda la sociedad.
Como recomendación a las familias, la psiquiatra perfila que hay que observar y hablar con los hijos y algunos signos de advertencia podrían ser:
Beatriz Durán Ruiz, psicóloga y formadora, especialista en violencia de género, bullying y acoso, clarifica que de un taller de la asociación DSAS (Después del suicidio. Asociación de supervivientes) que tuvo lugar en el Colegio de Psicología de Tarragona aprendió lo apropiado de preguntar claramente cuando hay una sospecha de alguien frente a una idea suicida o conductas que suponga una autolesión: '¿Te haces cortes o te “chinas”?' (jerga que ellos utilizan) o '¿has pensado en suicidarte?'. La profesional comparte que es un error comparar con llamadas de atención el que un joven haya procurado quitarse la vida y no lo haya conseguido. “Frecuentemente no funciona lo que hacen, pero no porque no hubiese una intención real de suicidarse. Es importante saber que los jóvenes suelen hacerse cortes en zonas que no se ven a simple vista: axilas, nalgas y tras las orejas y que es algo muy habitual. Podemos pedirles que se retiren el pelo y comprobar si es cierto nuestro pensamiento. En verano, hay jóvenes que no llevan camisetas de tirantes o pantalones cortos por ese motivo”.
Recientemente se ha conocido que un equipo de científicos dirigido por la Universidad de Granada, han creado un instrumento de evaluación psicológica para adolescentes que hayan tenido conductas autolesivas o hayan intentado quitarse la vida (SRSA-18 adolescentes) aplicable en centros educativos y sanitarios consistentes en unas pruebas y test que midan el optimismo, la esperanza o las habilidades sociales en este grupo de la población, y potenciarlos, para evitar que vuelvan a intentar esos hechos.
En los colegios, y frente a figuraciones, a día de hoy y según nos han comentado en centros educativos, hay protocolos de actuación tanto por autolesiones o ideación suicida. El coordinador de bienestar que se está incorporando poco a poco en los centros, las enfermeras que hay en algunos colegios o los comités de convivencia así denominados en algunos, pueden ser figuras que escuchen el malestar de los alumnos. “Es importante y muy necesario crear espacios de diálogo con los jóvenes, tanto padres, como profesores y terapeutas y que se imparta educación emocional. Hay que permitir debates de ese tipo, permitir que se hable de cosas negativas, de que uno se siente mal e incluso compartir escenario con alguien que sea muy allegado a la persona, un familiar o un amigo que le sirva de bastón y dar herramientas para la gestión. También debemos explicarles donde pueden pedir ayuda y decirles qué teléfonos existen”, revela esta formadora.
La profesional identifica la conveniencia de educar en la tolerancia a la frustración desde la infancia y no meter a los hijos en burbujas porque ese mal que se les quiere evitar, no sabrán cómo hacerle frente de mayores.
“No se dice mucho, pero creo que es crucial que se sepa algo sobre el entorno de la víctima. Cuando se suicida alguien, en su círculo más cercano, se incrementa por 7 la probabilidad de que otra persona se quite la vida. Por lo tanto, quienes se quedan, deben quedarse asistidos emocionalmente también”, promulga Durán Ruiz.
Asimismo, denuncia que para las personas que tienen problemas de salud mental no pueden espaciarse tanto las consultas en psicología y psiquiatría, a tres meses -como sucede en la actualidad- pudiendo necesitar un cambio de medicación o que se le reponga y desde luego el poder ir a hablar con el profesional, porque no todo son fármacos. “Es vital la coordinación entre Sanidad, Educación y Servicios Sociales para que la persona se sienta acogida, comprendida y con una red de apoyo tanto en personas que intentan suicidarse como en el caso de supervivientes del suicidio (familiares de personas que se han quitado la vida)”, proclama.
“La persona que ha decidido irse para siempre lo ha hecho desde el dolor. Quienes se quedan sentirán mucha culpa e incertidumbre. Muchas veces, te quedas sin saber qué le pasaba y porqué tomó esa decisión e investigas sin hallar nada. Pero, lo cierto es que sufría y tomó esa decisión”, finaliza esta psicóloga.
Román Reyes, actor y director, es uno de los supervivientes de Stop Suicidios que quiso poner en marcha el proyecto como medio de presión para lograr las medidas y recursos necesarios cuando su madre se suicidó en 2019 tras haberlo intentado en varias ocasiones. Reyes, cuyo testimonio se incluye en el vídeo que abre este reportaje, denunció una total desatención sanitaria respecto al ingreso que necesitaba su madre. Desde entonces trabaja para que las cifras de muertes por suicido se reduzcan. “Es difícil concienciarse de algo cuando no te toca. Incluso cuando ese "algo" es casi 4 veces más probable que te toque respecto a un accidente de tráfico. Pero claro, es difícil ponerse en el lugar, preocuparse o darse cuenta si este problema no tiene la publicidad ni los medios económicos que necesita. Son nuestros mandatarios quienes tienen la obligación de mover los presupuestos hacia las problemáticas que más urjan. Pero, debemos presionar entre todos, para que se impliquen y se cambien las cosas”.
Este es el mensaje desde Stop Suicidios, quienes insisten en la necesidad de unirse ya y no cuando la tragedia toque de cerca. “Llevamos más de 400.000 firmasen http://change.org/stopsuicidios. Gracias a estas exigimos un teléfono corto de atención gratuito, el 024 y, pese a las reticencias iniciales, se consiguió. Ahora vamos a por un plan nacional de prevención del suicidio. Una medida que en otros países ya se ha demostrado que puede salvar vidas. ¿Te sumas?”, concluye el actor.
Teléfono anónimo de atención ante el riesgo de suicidio: 024
Teléfono de Área de Atención y Prevención del Suicidio: 911385385