¿Es siempre bueno reconciliarse con una madre? "Hay rupturas necesarias para proteger la salud mental"

  • Risto Mejide acaba de anunciar que se he reconciliado con su madre, tras cuatro años de distanciamiento; su historia acaba bien ¿pero es siempre posible restaurar la relación?

  • "Las rupturas suelen darse cuando se traspasan los límites de lo aceptable, de lo sostenible emocionalmente, donde el agravio es superior al cariño", según los expertos de la plataforma de psicología online TherapyChat

  • "No siempre es beneficioso retomar el contacto con un familiar con el que se ha roto la relación", aseguran los expertos de TherapyChat

Risto Mejide afirmó hace unos meses, en una entrevista con Máximo Huerta, que llevaba cuatro años sin hablarse con su madre. El publicista explicó que su distanciamiento se produjo a raíz de una discusión ocurrida en 2019, cuando todavía no había sido padre de Roma, la hija que tuvo durante su matrimonio con Laura Escanes.

Ahora, con motivo del Día de la Madre, Mejide compartió una fotografía en su cuenta de Instagram en la que aparece junto a su progenitora. El presentador ha asegurado que reconciliarse con ella ha sido "de las mejores decisiones" de su vida. Madre e hijo han posado junto al último libro del escritor, que guardaba entre sus páginas una emotiva dedicatoria. "Gracias mamá. Como te he puesto en la dedicatoria: Te quise, te quiero y te querré. Jamás lo olvidemos. Feliz día de la madre", escribía en su último post.

En este caso, la relación materno-filial se ha restaurado sin fisuras aparentes, pero se trata de un proceso complejo que exige autoconocimiento y cierto coraje.

El trauma de las rupturas

Dejar de relacionarnos con nuestra madre es una experiencia traumática favorecida por la ausencia de límites entre los miembros de la familia. "Las relaciones familiares suelen ser complejas. Parece que la gran confianza que existe en las familias pudiera dar rienda suelta a comportamientos que de otra forma nos pensaríamos más o seríamos más cautelosos con sus consecuencias. Muchas veces damos por sentado que el otro, bien nuestra madre o nuestro hijo, va a aceptar todo sin más, sin una explicación, incluso situaciones de clara injusticia", explica el equipo de Contenido Clínico de TherapyChat, liderado por Isabel Aranda, Chief Content Officer de la compañía.

Para los expertos de esta plataforma de psicología online, "Las rupturas suelen darse cuando se traspasan los límites de lo aceptable, de lo sostenible emocionalmente, donde el agravio es superior al cariño, bien por una discusión o bien por acciones en contra de uno de ellos. Por ejemplo, situaciones de favoritismo absoluto de la madre hacia otro de los hijos o conflictos extremos donde se llega a la agresión verbal o física. Es importante recordar que, aunque dolorosas, estas rupturas pueden ser necesarias para proteger la salud mental y emocional de ambas partes".

¿Cuándo es inevitable?

En casos extremos, perder la relación con la madre es la única opción posible, desde el punto de vista de la salud mental. "La ruptura con una madre puede ser inevitable y hasta positiva en ciertos casos, como cuando existe abuso emocional, físico o negligencia, y cuando mantener la relación afecta negativamente a la salud mental y al bienestar de la persona. También puede ser beneficioso cuando hay manipulación, control excesivo o dinámicas tóxicas que impiden el crecimiento y desarrollo personal", señalan los psicólogos de TherapyChat. 

La clave para volver a un entorno mental seguro es establecer límites y tomar distancia frente al vínculo . "Alejarse temporal o permanentemente de la relación puede ser crucial para sanar y reconstruir la autoestima. Aunque no es una decisión fácil, a veces es necesario priorizar la salud psicológica y tomar distancia de la relación puede ser beneficioso para una o ambas partes. La tensión acumulada puede hacer necesaria esa distancia para serenar los ánimos y tomar perspectiva", afirman los expertos.

¿Es posible la reconciliación?

El tiempo todo lo cura. ¿Es siempre así? En el caso de una ruptura entre madre e hijo, el tiempo juega a favor. "El agravio pierde fuerza y puede haber perdón y el cariño volver a ser el protagonista de la relación. En la relación entre una madre y sus hijos lo habitual es que haya un gran cariño capaz de superar profundas distancias entre ellos. Así que cuando ese cariño que les une es superior a lo que les distancia sí que es posible la reconciliación", señalan desde TherapyChat.

¿Cómo puede lograrse? "Ambas partes deben estar dispuestas a reconocer y abordar los problemas que causaron la ruptura, y estar abiertas al cambio y al entendimiento mutuo. La comunicación efectiva y honesta es clave para establecer una relación más saludable. En muchos casos, la terapia familiar o individual puede facilitar el proceso de reconciliación, proporcionando un espacio seguro para explorar emociones y desarrollar habilidades para afrontar situaciones difíciles. La paciencia, el perdón y el apoyo social son fundamentales en este camino hacia la restauración de la relación", aseguran los expertos, que también ven momentos oportunos para dar el paso hacia la reconciliación en fechas señaladas, como la Navidad, los aniversarios familiares o, como en el caso de Risto Mejide, el Día de la Madre, aunque siempre dependerá de las circunstancias y disposición de cada persona.

La fases de la reconciliación

Como siempre que están en juego las emociones, reconciliarse con un ser querido como es nuestra progenitora tiene que hacerse de una manera que garantice que no va a haber más sufrimiento. "Que el shock o el enfado por el agravio se disuelva es cosa de tiempo. Dependiendo del alcance del agravio y del cariño que madre e hijo se tengan y la fortaleza de su vínculo, puede ser desde días a años. Durante este tiempo, el pensamiento emocional se va disolviendo y perdiendo fuerza el agravio, empezamos a verlo de otra forma y podemos afrontarlo, ahora sí, ya racionalmente, evaluando los pros y contras de la ruptura y de mantener la distancia", explican los profesionales de TherapyChat.

Cuando la valoración es positiva y estamos dispuestos a perdonar, los psicólogos recomiendan vivir este proceso:

  1. Reconocemos el daño sufrido.
  2. Elegimos perdonar.
  3. Aceptamos nuestros sentimientos y emociones: ira y tristeza.
  4. Vemos cómo protegernos.
  5. Expresamos el perdón.

En este último caso, el perdón puede ser unidireccional. "Puede que el perdón se lo demos a nuestra madre en persona o en sentido figurado, pero cuando esa relación se rompió quedó una herida en el hijo que deberá, en algún momento, curar", señalan los expertos.

Por otra parte, desde la psicología se recomienda iniciar el proceso de reconciliación siguiendo algunas fases clave con las que podremos lograr una relación más saludable y satisfactoria:

  • Autoevaluación: reflexionar sobre tus sentimientos, expectativas y límites personales antes de iniciar el proceso.
  • Establecer contacto: iniciar el diálogo de forma respetuosa y sincera, expresando tus deseos de reconciliación y abordando los problemas pasados.
  • Comunicación abierta: escuchar y ser escuchado, compartiendo pensamientos y emociones de forma honesta y constructiva.
  • Terapia: considerar la posibilidad de buscar apoyo profesional, ya sea individual o familiar, para facilitar el proceso y superar los obstáculos.
  • Paciencia y perseverancia: la reconciliación lleva tiempo y esfuerzo. Hay que aceptar que puede haber altibajos y estar dispuesto a trabajar juntos en la relación.

¿Hay que reconciliarse siempre?

"No siempre es beneficioso retomar el contacto con un familiar con el que se ha roto la relación", aseguran los expertos de TherapyChat. En ocasiones, es conveniente mantener la distancia o la separación como la mejor opción. ¿En qué casos, según los expertos, es mejor no restaurar el vínculo? Los psicólogos señalan cuatro casos:

  1. Violencia verbal o física.
  2. Manipulación.
  3. Situaciones injustas, por ejemplo, mostrar un favoritismo claro a favor de un hijo o desheredar a un hijo en favor de otro.
  4. Relaciones tóxicas en las que el vínculo no es sano y supone una destrucción de la autoestima de uno de ellos.
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