José Luis Martín Ovejero, experto en detección de la mentira: "Si quieres saber si alguien miente, hazle muchas preguntas"

  • Hablamos con uno de los profesionales de la comunicación no verbal más mediáticos, antes de que las anunciadas elecciones le dejen sin aliento

  • Dice que el político debe mirar a los ojos del adversario. Si le envía un mensaje dirigiéndose a la cámara, está perdido

  • Nos delata el rostro. El cerebro emocional trabaja más rápido que el razonador y, antes de abrir la boca, la expresión ya ha hablado

Al escucharle, podríamos imaginar que José Luis Martín Ovejero tiene la astucia de un zorro, olfato de buen cazador y vista de lince. La realidad es tan simple como que la verdad para él siempre va desnuda, por lo que, allí donde haga acto de presencia, más le vale al personal atarse bien los machos. Es abogado y ejerció el derecho laboral y civil durante 25 años en los tribunales. Y mientras argumentaba en cada uno de los casos, fue aprendiendo el arte de convencer, persuadir y seducir. Tanto le gustó que en 2014 decidió apearse ahí. Colgó la toga y cumplió el sueño de especializarse en la comunicación no verbal.

Desde entonces, enseña sus técnicas de comunicación no verbal y detección de la mentira a diferentes colectivos, como políticos, profesionales del derecho y de la empresa o personal de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Nos tiene acostumbrados a sus curiosos análisis en televisión después de la intervención de un político, un empresario o cualquier celebridad en un momento de máximo interés mediático. Ha escrito dos libros, 'Tú habla, que yo te leo' y 'Miénteme… si te atreves'. Tomamos los títulos como advertencia y hablamos con él antes de que la apretadísima agenda electoral de nuestros políticos le dejen sin aliento. Por cierto, ahí donde le vemos, tan locuaz y decidido, nos confiesa que de niño era extremadamente tímido.

Debates, mítines, intervenciones en los medios de comunicación… Tienes por delante jornadas interminables de trabajo. ¿Cómo es eso de leer al político mientras habla?

La información que acompañan a nuestras palabras puede ser tan valiosa o más que el propio lenguaje verbal. El manejo del tiempo, la emoción del rostro, la respiración, el modo de colocar las manos o de moverse… todo ello contiene mensajes muy interesantes que nos permiten llegar a la verdadera esencia.

¿Nuestros candidatos llegan con los deberes bien hechos?

Nuestros políticos no llegan siempre con los deberes bien hechos y se nota en la falta de naturalidad

No siempre y se nota en la falta de naturalidad con la que a veces repiten expresiones, posturas o gestos atractivos con los que saben que comunican bien. La clave está en creerse lo que dicen para después convencer. La sinceridad es el mínimo tronco con el que uno tiene que trabajar el discurso, el principio más básico para saber improvisar cuando el adversario trata de desequilibrarte y sacarte de tu zona de control.

¿Aquel glorioso debate entre Nixon y Kennedy, en 1960, marcó un punto de inflexión en la forma de hacer política?

Quienes siguieron el debate de los candidatos a la presidencia de EEUU por radio consideraron a Nixon ganador, pero los que lo vieron por televisión se decantaron Kennedy. Lo que ocurrió fue que los que solo escucharon se limitaron a la información y a lo que la voz comunicaba. Los que además pudieron ver a los políticos juzgaron la comunicación no verbal: sus expresiones faciales, la gestualidad, la imagen o la posición corporal. Fue un momento decisivo en la política.

¿Una cara guapa nos hace más exitosos?

Existe el llamado efecto halo, que consiste en juzgar a las personas según sus atributos físicos. Funciona en política, en la búsqueda de pareja, en el trabajo y en cualquier otro terreno, a pesar del riesgo y las implicaciones tan graves que puede tener. Imaginemos a un ladrón de rostro bello que llama a nuestra puerta, un delincuente que recibe mejor veredicto porque parece buena persona o un candidato político que gana votos por su apariencia. La fisonomía no es un indicador de la personalidad.

Muchos políticos colocan las manos en ojiva. ¿Qué transmiten?

Las manos entrecruzadas formando una pirámide con las yemas de los dedos indican una posición de poder y de imposición. Nadie ha utilizado tanto este gesto como Angela Merkel durante sus años de canciller.

Era uno de sus signos de identidad y lo hacía de manera inconsciente. Lo hemos visto en muchos otros líderes mundiales, pero con diferente efecto porque no vale engañar haciéndolo forzado.

¿Por qué en las mujeres políticas se impone el rojo?

Es un color que comunica vitalidad, fuerza y pasión. El rojo se asocia al poder.

Desvélanos un truco infalible para ganar un debate.

Trump siguió con los ojos a Clinton hasta hacerle sentir incómoda. Ella, sin embargo, desviaba la mirada al hablarle

Mirar al adversario a los ojos. Si tú estás lanzando una crítica o una acusación a una persona, tu mirada tiene ir directamente a ella. Cuando lo haces mirando a otro lado o, en el caso de un debate político, a la cámara, estás perdido, el mensaje pierde fuerza. Le ocurrió a Hillary Clinton frente a Donald Trump en los debates de 2016. Hillary se podría haber impuesto. Sus argumentos eran inteligentes y muy potentes, pero desviaba su mirada. Él, sin embargo, la seguía con los ojos haciéndole sentirse incómoda.

¿Cómo haces para que no se te escape ningún detalle?

Por una parte, llevo diez años en un oficio que me apasiona y en el que no dejo de formarme e informarme. Por otra, tengo algunas técnicas. Si, por ejemplo, el análisis no es en directo, veo los vídeos varias veces e incluso reduzco la velocidad un 20%.

¿Cuál es el aspecto más difícil de entrenar?

Sin duda, la expresión emocional. El rostro da señales al instante más fiables que ninguna otra parte del cuerpo y más ajustadas a nuestro pensamiento o estado de ánimo que un tono de voz o una postura. Las emociones básicas -alegría, tristeza, ira, sorpresa, asco, miedo y desprecio- activan de manera automática e inconsciente unos músculos en nuestro rostro. El cerebro emocional trabaja más rápido que el razonador, de manera que, antes de que nuestra boca se exprese, el rostro ya nos ha delatado. Sabemos si está reprimiendo un pensamiento, si miente, si está seguro de sí mismo. Alguien puede hablar de enfado o tristeza, por ejemplo, pero si lo que está sintiendo el cerebro es asco, arrugará la nariz y ascenderá levemente el labio superior.

¿Los políticos nos mienten tanto como se dice?

Los seres humanos mentimos y mucho. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que en el 99% de los casos no hay mala intención. Son mentirijillas piadosas que incluso sirven para no quedar mal o las relaciones sociales vayan mejor. Otras exigen estar alerta porque nos pueden hacer daño.

Pero dices que mentir es agotador.

Mentir es una tarea agotadora para nuestro cerebro, le exige un sobreesfuerzo cognitivo

Mentir exige al cerebro un sobreesfuerzo cognitivo. Hay que construir una historia y al mismo tiempo retener la información verdadera para que no asome. Esa convivencia entre la historia verdadera y la falsa es muy compleja para el cerebro, porque trabaja muy mal en multitarea y va dejando señales.

¿Cómo se detecta a un mentiroso?

La verdad no le teme a las preguntas. Lo mejor es preguntar y al preguntar desestabilizarle. Ahí detectamos cambios de patrones. En el caso de alguien extrovertido, veremos que al mentir se paraliza corporalmente, deja de gesticular. Se conoce como efecto estatua y debería servir como señal. Otro es la construcción del relato. Al mentir hacemos mal uso de los tiempos verbales o recurrimos a refuerzos que lo hagan más creíble, del tipo "te lo juro" repetido varias veces. El cerebro traiciona a un mentiroso con este tipo de cosas.

¿Existen indicadores físicos, como rascarse la nariz?

Ningún método garantiza sin atisbo de error una mentira y la mayoría de los indicadores de los que se habla son tópicos

No existe ningún método que garantice sin atisbo de error una mentira y la mayoría de los indicadores de los que se habla son tópicos, aunque tengan un fondo lógico. Rascarse la nariz es un signo de nerviosismo y la causa puede ser otra, no solo un engaño. Igual ocurre con las posturas de fuga y de escape. La persona que miente suele encontrarse incómoda y quiere abandonar lo antes posible para no ser descubierto. Los pies se lanzan hacia afuera o hacia la puerta. No es algo que controlemos a nivel consciente, pero los motivos pueden ser muchos, no solo la mentira.

¿Una persona habituada a mentir te podría engañar?

Hay mentirosos que están tan convencidos que se creen su propia mentira. Por lo tanto, realmente no mienten.