Hay una línea muy clara entre las drogas de uso recreativo y las de uso medicinal terapéutico. Una línea, además, trazada por la legalidad de su consumo y, sobre todo, de su comercio. Esta semana, Australia ha roto esa línea al incluir sustancias como el MDMA -droga comúnmente asociada a los entornos de música electrónica y al baile-, o los hongos alucinógenos -más relacionados con procesos introspectivos o 'místicos'-, en su lista de medicamentos que pueden recetarse para tratar casos de estrés post traumático (TEPT) o depresión, respectivamente.
Pero aunque su uso haya quedado legalizado, eso no quiere decir que cualquier doctor pueda recetarlas de manera libre. Más bien serán solo los psiquiatras los que puedan hacerlo y siempre bajo previa aprobación de la TGA (Administración de Bienes Terapéuticos) australiana. Además la solicitud tendrá que ser revisada por un comité de ética en investigación humana. No es un procedimiento sencillo.
Según los especialistas, una de las grandes ventajas del uso de estas sustancias consideradas solo recreativas hasta ahora, es la inmediatez. Un ejemplo: si un tratamiento de depresión con fluoxetina puede tardar meses en producir un efecto mesurable, las sustancias como la psilocibina (en hongos alucinógenos) actúan de manera casi inmediata, por lo que sus efectos son más fáciles de analizar. Esta reducción en el tiempo de respuesta es crucial para pacientes con tendencias suicidas que necesitan ayuda urgente.
Además, mientras que los tratamientos habituales contra la depresión ayudan a gestionar mejor los pensamientos, lo que produce la psilocibina es una sensación de 'liberación' en el cerebro que, si se combina con la atención terapéutica adecuada, es capaz de generar grandes índices de bienestar.
Hay ingente literatura y material audiovisual que defiende el uso, no solo medicinal, aunque también, de este tipo de sustancias. Basta con revisar la bibliografía de Antonio Escohotado, en nuestro país. O revisar el documental 'Como cambiar tu mente', en las que el autor Michael Pollan explora la historia y los usos de las sustancias psicodélicas, incluidas las recientemente aprobadas por el gobierno australiano.
"En estos momentos hay muchísimos hospitales participando en ensayos clínicos con estos psicotrópicos, también con otros, como la dimetiltriptamina, que es la sustancia que está en la planta de la ayahuasca, o la hidroxi-dimetiltriptamina, de las mismas características, pero que se encuentra en la piel de algunos sapos", le ha dicho a NIUS Víctor Pérez, jefe de Psiquiatría en el Hospital del Mar de Barcelona.
Su unidad ha sido la primera en llevar a cabo un ensayo clínico con la psilocibina en nuestro país con resultados "espectaculares ", dice con esperanza. "El perfil de los participantes, enfermos con depresión que no respondían a los tratamientos que hay en estos momentos, con los que se habían intentando hasta cuatro tipos de tratamientos distintos sin éxito. Estamos hablando de un 20% o un 25% de las depresiones. Son muchos enfermos a los que estas sustancias podrían ayudar", recalca. Aunque señala que en Europa, los ensayos clínicos todavía tardarán al menos tres años en completarse, por lo que aún estamos lejos de la probación en nuestro país. En Australia, al parecer, consideran terminada esta fase de ensayos y esa es la razón por la que ya pueden ser recetadas.