La autoestima es un “término que describe la percepción que un individuo tiene acerca de sus habilidades, competencias, logros, rasgos de personalidad y características físicas e incluye la evaluación que el individuo hace de su propio valor como ser humano”. Pese a que todos cometemos errores, aprender de ellos y que supongan una herramienta para crecer personalmente posibilita el fortalecimiento de la autoestima.
Expertos en psicología afirman que sea cual sea la edad, el ser muy autocrítico con uno mismo, compararse con otros, sentir que no se han alcanzado las metas propuestas, los problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión o problemas de imagen corporal, pueden llevar a desarrollar una baja autoestima y en tal caso habría que trabajar ponerle solución.
Una frase famosa de Heráclito de Éfeso, filósofo griego, dice: "Lo único constante es el cambio". “Cada día que vivimos está lleno de nuevas experiencias con la familia, con los amigos, en el trabajo, etc. Estas experiencias hacen que cuando nos vamos a dormir por la noche, no seamos exactamente la misma persona que se levantó esa mañana y poco a poco va cambiando en el tiempo la visión que tenemos de la vida”, indica Anna Valentina Caprioli, psicóloga de Buencoco, servicio de psicología y psicoterapia online.
“Además, atravesando diferentes etapas de la vida pueden cambiar nuestras necesidades y el ambiente que nos rodea. Por lo tanto, es posible que, en algún momento de la vida, independientemente de la edad, jóvenes o mayores, tras una valoración o evaluación personal, una persona pueda darse cuenta de que no está conforme en la vida y que necesita un cambio”, continúa.
Según Caprioli, las responsabilidades familiares pueden ser aplastantes en algunos momentos de la vida de las personas, como obligaciones relacionadas con el cuidado de los hijos y/o de los padres ancianos, algo que puede impedir hacer todo lo que uno quisiera por falta de tiempo o energía. “Contar con amigos que nos ayuden con el cuidado de nuestros seres queridos o un trabajo estable son solo dos ejemplos de factores que pueden crear una gran diferencia en el modo que la persona vive las obligaciones y responsabilidades, que inevitablemente influyen en su autoconcepto y en su autoestima”, sostiene.
La profesional de Buencoco asegura que: “no existe una 'receta' universal para superar la baja autoestima, pero es importante reconocer las situaciones que parecen reducirla, prestar atención a nuestros pensamientos al respecto e intentar reemplazar negativos o irreales con otros que sean positivos y reales”, señala.
Una persona de más de 50 años debe seguir cuidándose, hacer ejercicio, alimentarse bien, dedicar tiempo a hacer las actividades que le gustan y estar con las personas que le generan felicidad. La psicóloga recomienda que, si en esa etapa de la vida no se cuentan con las capacidades o recursos necesarios para superar las dificultades que sobrevengan, lo acertado es buscar ayuda en un profesional de la salud mental.
Estando en pareja, el cómo se siente uno afecta a la otra parte o a más personas del entorno más cercano, entonces, es importante identificar el propio estado emocional. Saber que algo no va bien puede significar que tampoco lo está a nivel de relación amorosa. En el caso de poderse romper la relación de pareja, la experta subraya que no puede predecirse, pero sí el tomar conciencia puede llevar a una crisis. “La Real Academia Española define la palabra 'crisis' como 'un cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados'. El conocer y entender puede llevar a construir un nuevo equilibrio que permita aumentar el bienestar propio y en ocasiones, también el de la pareja”, expone Caprioli.
Diana Pardo, coach en inteligencia emocional y desarrollo personal, especifica que, desde el autoconocimiento empieza todo el proceso. Las técnicas de autoconocimiento y personalidad son muy útiles para contribuir a una mejor relación contigo mismo y con los demás. La, además, escritora de novela contemporánea, recuerda que, al ser los adultos espejos para los hijos adolescentes o jóvenes, deben tener en cuenta que estos últimos observarán, imitarán y tomarán patrones de sus referentes que incorporarán a su modo de procederse y que les condicionará en lo que hagan en sus vidas.
“Pedir ayuda es una virtud que protege nuestra salud emocional, además de un reconocimiento de nuestra esencia humana. En cuanto surge algo que no consigues abarcar, desconoces o te desborda, es momento de pedir ayuda. El hecho de animar a los hijos a que confíen en los padres ante un problema y no hacerlo ellos como adultos y asumirlo solos, supone un mensaje de incoherencia”, aclara esta profesional.
Pardo apunta que la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner dice que todas las personas contamos con 8 tipos de inteligencia entre las cuáles se encuentran: la inteligencia intrapersonal (la relación contigo mismo) y la inteligencia interpersonal (la relación con los demás). Por otro lado, comenta que, la mente discursiva es esa voz que todos llevamos dentro y que nos habla a lo largo de todo el día pudiendo ser nuestro mayor motivador o nuestro mayor látigo.
“Para poner esa voz de nuestro lado, hay que entrenarla mediante técnicas de inteligencia emocional, la capacidad de identificar y gestionar nuestras propias emociones. Somos seres emocionales, el problema es que la mayoría de los adultos hemos crecido sin inteligencia emocional porque no nos han enseñado. Pero, nunca es tarde para aprender”, subraya.Gestionar la ira, la tristeza, la frustración, la alegría, la bondad... La emoción que sientas en un determinado momento va contigo donde vayas, te afecta a ti y al resto de personas con las que estés. Para la coach, identificar las emociones y hacer una correcta gestión de las mismas, será entonces un aspecto clave para el bienestar propio y el del entorno.
“Una técnica muy poderosa es el mindfulness, que como la definía uno de mis maestros, es 'la ducha de la mente'. Igual que por la mañana aseas tu cuerpo para salir fresquito y a gusto de casa, lo mismo debes hacer con tu mente. Puedes empezar meditando 5 minutos al día y en pocas semanas verás los cambios”, aconseja.
Pardo declara que es necesario dejar a un lado la inseguridad y las comparaciones con otros ya que cada persona es única. “Solemos juzgar a los demás con frases del tipo: 'si yo estuviera en su lugar no habría hecho o dicho lo mismo'. Sin embargo, si tú estuvieras en su lugar probablemente hubieras dicho o hecho lo mismo porque ahora estás opinando desde tu propia realidad y perspectiva que seguramente no tiene nada que ver con la de la persona que juzgas. Recuerda que a la única persona que puedes cambiar es a ti mismo”.