El dinero, la familia, los amigos, nuestra situación laboral… Todo ello influye en nuestro bienestar, en cómo nos sentimos, en nuestro ánimo. En definitiva, en nuestra felicidad. Pocas veces nos paramos a plantearnos una pregunta que muchas veces nos da miedo por la respuesta: “¿soy feliz?”. A veces vivimos autoengañados, pensamos que vivimos en una felicidad plena que no es real, de ahí los episodios de estrés o de ansiedad. Pero ¿cómo se puede alcanzar tan ansiada felicidad? Métodos como uno japonés, conocido como ‘wabi sabi’, pueden serte de gran ayuda.
Este concepto japonés nos lleva a entender algo que a veces no encajamos del todo bien, que la vida no es perfecta y, probablemente, nunca lo será. El ‘wabi sabi’ viene del budismo y se basa precisamente en la belleza de la imperfección, de lo más simple. ¿Cómo podemos aplicar esto en nuestro día a día para alcanzar una mayor felicidad?
Una de las claves está en ser más selectivo, saber qué queremos, qué necesitamos, desechando aquello que realmente no nos va a aportar nada, a la vez que se acepta que, en la vida, no siempre todo es perfecto, más bien al contrario, ni completo. Es decir, un estilo de vida ‘wabi sabi’ rompe con el que se lleva mayoritariamente en occidente, basado casi siempre en el capitalismo y el materialismo, donde reina la ambición y el aspecto físico impoluto.
De esta manera, en un artículo publicado por Wholebeing Institute, se señalan las cuatro formas más fáciles para llevar esta filosofía japonesa hasta nuestra rutina diaria para alcanzar esa felicidad que en ocasiones vemos lejos.
Lo primero es vivir el presente, saber saborearlo y sentirlo disfrutando de los momentos positivos que nos regala cada día de nuestra vida, desde el café de la mañana hasta la sonrisa del dependiente del supermercado por el que pasas antes de regresar a casa por la tarde.
También señalan la importancia de aceptar nuestra vida, nuestra propia historia. Es única, con sus partes buenas y sus partes malas, y valorarla nos hará estar más cerca de la sensación de triunfo. Sobre esto, ven importante canalizar los errores y aprender de ellos. Las cosas no siempre salen bien, pero ayudan a adaptarnos mejor a las situaciones, a ser más resilientes y a gestionar los cambios.
Y, por último, saber encontrar la belleza donde menos lo esperamos, en lo más sencillo e imperfecto, que es precisamente en lo que se basa la filosofía ‘wabi sabi’, algo que nos permitirá enfocarnos en las cosas que realmente nos despiertan alegría y felicidad.