En verano cuesta mucho concentrarse. Más aún cuando a ti te toca trabajar mientras que la mayoría de tus compañeros están de vacaciones, el calor aprieta y tu mente fantasea con los planes que harás cuando por fin estés libre. En esta época del año la productividad cae un 20%, la curva de concentración en un 19% y la distracción aumenta en un 45%, según datos de Transforme Consultores. ¿Cómo centrarse en esas condiciones en que nuestras jornadas de trabajo sean lo más productivas y llevaderas posible?
Para empezar, es importante trabajar durante las horas de menor calor. Esa es la razón por la que muchas empresas apuestan por la jornada intensiva de mañana en verano. Si tienes la opción de teletrabajar plantéate empezar a trabajar lo antes posible, cuando la temperatura es más favorable, y aprovecha las primeras horas para quitarte de encima lo más importante o lo que exige más esfuerzo por tu parte.
También es muy recomendable establecer lugares concretos para concentrarte. Si trabajas desde casa no es buena idea hacerlo en la misma mesa en la que comes o donde te sientas a ver la televisión. La ingeniera especialista en neurociencia Ana Ibáñez nos insta a "elegir un espacio al que quieras dar el uso de concentración y no lo mezcles con otros usos. Reserva ese sitio para tus estados de atención concentrada".
"Es como si dotaras a ese lugar del poder de generar la energía que necesitas para concentrarte. Tu cerebro se acostumbra a que en ese espacio tiene que iluminar solo una parte de la realidad y bajarle la luz a todo lo demás", nos explica la autora de 'Sorprende a tu mente' (Planeta).
En ese sentido es aconsejable ubicarse en la estancia más fresca o que tenga mejor ventilación de la casa. Si no te queda más remedio que trabajar en las horas centrales del día, baja las persianas durante el tiempo de mayor radiación solar y abre ventanas cuando la temperatura exterior sea más baja. Otra opción es buscar un espacio que tenga aire acondicionado, como una biblioteca o un coworking.
Procura tener agua fresca a tu disposición en todo momento y tomar pequeños sorbos con frecuencia. La falta de hidratación está directamente relacionada con los problemas para concentrarse y la somnolencia.
Una vez que tienes tu espacio de trabajo habilitado y en condiciones óptimas, ¿cómo puedes mejorar tu concentración? Ibáñez recomienda trabajar la respiración para aumentar las frecuencias cerebrales de la concentración: "Se trata de la respiración alternada de fosas nasales. Primero tapa la fosa nasal derecha con el pulgar y coge aire profundamente por la fosa izquierda. Cuando ya no puedas más, tapa la fosa nasal izquierda y expulsa el aire por la derecha. Ahora repite este proceso a la inversa y haz veinte respiraciones en total. Coges aire por una fosa y lo sueltas por la otra alternando izquierda y derecha".
"Este ejercicio tiene la habilidad de equilibrar nuestros dos hemisferios cerebrales. Provoca que se calme nuestro hemisferio derecho y se sienta seguro (primer pilar de la concentración, la calma); en segundo lugar, activa nuestro hemisferio izquierdo, energizando las áreas de la concentración (segundo pilar de la concentración, la energía)", concluye la experta.