Hanasaki es una palabra japonesa que significa 'flor que florece'. También se refiere a un sistema de crecimiento personal basado en una creencia: el ser humano puede mejorar cada día, si está dispuesto, para alcanzar una vida larga, próspera y armónica; es decir: feliz.
Según la OMS, en 2022, Japón volvió a ser el país más longevo del mundo con una esperanza de vida media de 86,2 años. También es uno de los países con más centenarios. La dieta, con clara preferencia por el pescado y las verduras, y las cocciones al vapor, están muy relacionadas con esto, pero también influye la manera en la que se relacionan con la vida. Una de estas maneras es, precisamente, el hanasaki, uno de los cimientos de la cultura japonesa al que Marcos Cartagena, apasionado de la cultura nipona, a dedicado su libro, 'El sistema Hanasaki'. Después de vivir en Japón y conocer en profundidad sus costumbres, ha logrado establecer las nueve claves para llegar a centenarios viviendo una vida con sentido.
El kaizen es un concepto empresarial que se ha ido ampliando a otros ámbitos de la vida. Parte del hecho de que estamos en constante evolución y que debemos tener la voluntad de que esa evolución sea buena. Para ello, es necesario ser humilde (todos tenemos algo que aprender), disciplinado y consistente; es decir, ser persistentes en esa voluntad de mejora.
Entendido como una filosofía, el minimalismo es la manera de eliminar lo superfluo para poder concentrarnos en lo esencial, en lo que es verdaderamente importante. Según el hanasaki, cuando los principios esenciales están claros, sabiendo qué nos acerca o nos aleja de ellos, estamos más cerca de alcanzar la felicidad.
La paz interior es un estado de consciencia en el que nos sentimos tranquilos y relajados. Esta serenidad y paz mental serán esenciales para ayudar a superar los obtáculos a los que nos enfrentemos y resultará clave para tomar decisiones acertadas, las mismas que nos ayudarán a experimentar una vida en armonía.
Para la cultura japonesa, el contacto frecuente con la naturaleza reporta grandes beneficios para cuerpo y mente. Los japoneses, de hecho, fueron los pioneros de los baños de bosque, los paseos conscientes en los que apaciguamos la mente mientras aspiramos el aire cargado de los aceites esenciales de los árboles.
Una buena salud y un envejecimiento saludable son esenciales en el hanasaki. Para lograrlo, debemos autocuidarnos con las herramientas que ya conocemos: sueño de calidad, alimentación saludable, algo en el que los japoneses son maestros, ejercicio habitual y buena gestión del estrés. En Japón, la meditación lleva cientos de años mejorando la salud mental y física de sus ciudadanos. Unos minutos diarios de meditación nos pueden ayudar a dar calidad a los años.
Cultivar las relaciones sociales son el sexto pilar de este método. La interacción social con los amigos, la familia y el entorno nos ayuda a crear lazos más profundos y duraderos. Esta interacción no se reduce solo a los eventos familiares o al acción, sino también al trabajo en comunidad. Por poner solo un ejemplo, en Okinawa, uno de los santuarios azules de la longevidad, las personas mayores siguen realizando trabajos destinados al bien común.
El respeto, la honestidad y la gratitud son valores muy asentados en la cultura japonesa. Son parte sustancial de sus principios morales y la hoja de ruta de muchas vidas. Según el hanasaki, tener claros estos principios nos ayudará a detectar cuándo estamos olvidándonos de ellos o cuándo debemos trabajarlos más.
El octavo de los pilares es uno de los más importantes porque nos hace reflexionar sobre el motivo de la vida, el motivo que tenemos para levantarnos cada mañana o ‘ikigai’. La búsqueda del ikigai no es sencilla. Saber cuál es nuestra misión en el mundo es aquello a lo que dedicamos más tiempo en la vida; de hecho, no siempre logramos averiguarlo.
Como explica Marcos Cartagena, la actitud es “la forma en la que elegimos afrontar aquello que nos sucede". La personalidad de cada uno es esencial para desarrollar uno u otro tipo de actitud, pero la cuestión es que podemos modular esa actitud para evitar el sufrimiento innecesario y disfrutar de esa 'flor que siempre florece' y que, según el hanasaki es la vida.