¿Qué es el bed rotting? Beneficios e inconvenientes de esta práctica viral

  • El bed rotting es permanecer en la cama un día entero; algo así como 'cocerse' en la propia habitación

  • En principio, quedarse un día en la cama o simplemente descansando no es una mala idea, pero hay algunos rasgos de esta tendencia que le alejan de ser un método de autocuidado

  • Quedarse en la cama puede ser un síntoma de depresión, además de estar favoreciendo el sedentarismo

Si tienes Tik Tok, lo habrás visto. O es posible que tu hijo te haya hablado de ello. Nos referimo al bed rotting, ni más ni menos que permanecer en la cama un día entero. En inglés, algo así como 'cocerse (pudrirse, literalmente) en la cama', y no es extraño: casi todos hemos pasado algún día tirados en el sofá dormitando, viendo la tele y en modo desconexión. Esto va un paso más allá: implica reservar un día entero para dedicarlo a no salir de la cama, levantándonos para ir a la nevera o al baño.

Simpático vs. parasimpático

El bed rotting se basa en un hecho cierto. Nuestro cuerpo está en modo simpático, con la adrenalina y el cortisol vagando por nuestro cuerpo, cuando trabajamos, nos enfrentamos a ciertos estímulos o estamos dedicados a cualquier actividad productiva. El parasimpático, el sistema que favorece el descanso y la curación de cualquier enfermedad, solo se activa descansando. Esa es la razón por la que nuestro médico nos aconseja reposo en ciertas circunstancias. Además de los medicamentos (o además de ellos), el sistema inmune solo puede trabajar a nuestro favor si estamos descansando.

Por ello, en principio, quedarse un día en la cama o simplemente descansando no es una mala idea. Pero hay algunos rasgos de esta tendencia que le alejan de ser un método de autocuidado.

Ni bueno ni malo

Los profesionales de la salud mental advierten de que el bed rotting no es ni bueno ni malo: depende de la persona que esté practicándolo. Si estamos ante un caso de agotamiento físico o mental, es indudable que descansar aporta numerosos beneficios. Sin embargo, si lo que hay detrás es esconderse de una realidad, lo que se conoce como evitación. En ese caso, no estaríamos mejorando ni curando nada, sino creando una resistencia que puede ser el origen de distintos problemas emocionales.

No hay que olvidar que quedarnos en nuestra habitación, en la cama o a oscuras puede ser un síntoma de depresión, o, sin llegar a esos extremos, un manera de sentirnos tristes, además de estar favoreciendo el sedentarismo. Por ello, los expertos advierten de que hay que ser muy cuidadosos con quiénes y cuándo, con que frecuencia, se hace bed rotting.

En personas con una vida social muy llena, desconectar un día y pasar al modo off puede tener beneficios. En personas con tendencia a la tristeza o a la angustia, puede ser contraproducente. En los dos casos, es preferible mantener rutinas de autocuidado diarios para no llegar a saturarse y necesitar 'bajarse del mundo'.

¿Beneficios?

El problema del bed rotting es que se ha hecho viral y lo realizan jóvenes, a veces menores de edad, que identifican estas conductas con técnicas de autocuidado cuando, como hemos visto, no siempre es adecuado. En el caso de los adolescentes, quedarse en la cama un día, de manera injustificada, puede incidir en un estilo de vida caótico que acentuará el desorden horario, tan habitual entre los jóvenes.

Por otro lado, en personas que presenten riesgos de enfermerdad cardiovascular, como hipertensión o colesterol, o diabetes, este riesgo se incrementaría, sobre todo si se ingiere mucha comida ultraprocesada. El sedentarismo es otra práctica poco saludable que podría verse favorecida por el bed rotting.

Cómo prevenirlo: evitar el estrés

En cuestiones de salud mental, lo fundamental es que cada día podamos llegar al final de cada jornada con poco estrés. La prevención es fundamental en este sentido. ¿Cómo podemos ir descargando ese estrés malo? Los expertos recomiendan resevar cada día un espacio para las tareas que nos hacen más felices. Puede ser desde un simple hobby, escribir un diario, leer o practicar disciplinas que, de manera probada, ayudan a rebajar el estrés, como el yoga, el tai chi, cualquier práctica de ejercicio consciente o la meditación.

Las relaciones sociales también son importantes. Hacer actividades junto a amigos o familiares es otro disruptor del mal estrés. Como en todo, la experiencia propia es lo mejor. Se trata, por tanto, de crearnos las rutinas que nos permitan incrementar nuestro bienestar, de manera que no sea necesario dedicar un día a permanecer en modo larva, dando vueltas, quizás, de manera improductiva a lo que ya no tiene remedio.