La paradoja de la felicidad consiste en que cuanto más desesperadamente la perseguimos más esquiva se vuelve. El investigador Mike W. Martin, que acuñó esta expresión en un estudio publicado en 2007 en 'Journal of Happiness Studies', llegó a la conclusión de que para conseguir ser feliz hay que olvidarse de ello y, con un poco de suerte, lo lograremos como consecuencia de perseguir actividades y relaciones significativas. Sin embargo, otros investigadores tienen una perspectiva distinta del asunto. Por ejemplo, el profesor de Harvard Arthur Brooks estima que cualquier plan que pretenda conseguir la felicidad debería contemplarla como "una cartera de inversiones bien equilibrada".
La cartera de inversión es un concepto adaptado de la economía que señala que para lograr que nuestras inversiones nos generen beneficios hay que seguir algunas reglas y apostar de la manera más inteligente posible. En este sentido, es necesario establecer unos objetivos de inversión, ser consciente de cuál es tu nivel de tolerancia al riesgo, elegir tu enfoque de inversión (agresivo, moderado o conservador) y diversificar tus inversiones.
Según el catedrático, es vital aceptar que la mitad de los factores que influyen en nuestra felicidad están fuera de nuestro control, pues dependen de factores genéticos y ambientales sobre los que no tenemos ninguna influencia. Queda un 50% que sí depende de nuestras decisiones y ahí es donde hay que enfocarse. Para Brooks, las personas deberían invertir en cuatro áreas para sentirse más realizadas en la vida. "Las necesitamos todas par que nuestra felicidad pueda crece de forma equilibrada", afirma en uno de sus vídeos.
Brooks sugiere que es prioritario encontrar lo que te ayuda a dar sentido al mundo. Puede ser una religión, una práctica espiritual o cualquier otra cosa que ayude a la persona a encontrar sentido a la vida.
El profesor de Harvard recomienda reforzar los lazos familiares. “Estas son las relaciones que generalmente no eliges, pero con las que puedes contar", sostiene.
El catedrático también aconseja cultivar las amistades sólidas, dado que son las relaciones más íntimas que tenemos las personas. A diferencia de la familia, las amistades sólidas son relaciones que elegimos y que pueden influir en la felicidad.
El experto también incide en la importancia de tener un trabajo que nos haga sentir realizados. "Eso no significa necesariamente un trabajo bien pagado, porque no hace falta ganar mucho dinero para tener éxito y servir a los demás”, defiende Brooks.
El profesor sostiene que si se invierte tiempo, dinero y esfuerzo en estas cuatro áreas aumentarán nuestras probabilidades de obtener la felicidad: "Invertir en cada aspecto de la cartera con el mismo esfuerzo puede mejorar cómo te sientes". Equilibrar estos cuatro aspectos de modo que se complementen y coexistan en armonía puede mejorar significativamente cómo nos sentimos.