Llama a tu hija, aunque ella prefiera escribir: así se nota en sus hormonas

Quienes tenemos hijos sabemos que les cuesta un mundo hablar por teléfono: siempre mejor un whatsapp cargado de emoticonos y palabras incomprensibles que una sola llamada.

Esta afición al texto ha contagiado también a los adultos. El periodista y creador de contenidos Mike X afirma en su cuenta de IG que calificaba como "más eficente" mandar un mensaje de texto, en vez de marcar un número de teléfono.

Por una vez, la 'guerra' entre Zetas, Millennials y Boomers parecía resuelta. Hasta que un estudio de la Universidad de Wisconsin volvió a cuestionarlo todo. Leslie Seltzer, investigadora del Departamento de Psicología de esa universidad estudió durante unos años el comportamiento desde el punto de vista de la neurociencia de un grupo de 68 chicas entre ocho y 12 años cuando usaban su móvil.

Según el estudio, publicado en la revista Evolution and Human Behaviour, las hormonas ligadas a las emociones, la oxitocina y el cortisol, se comportaban de manera diferente si al hablar con su madre expresaban un acontecimiento estresante a través de la voz o de un mensaje de texto.

La voz de una madre

El resultado fue sorprendente. Mientras que, al oír la voz de sus madres, las niñas experimentaban subidas en sus niveles de oxitocina, la hormona relacionada con el amor y el bienestar, la misma que se libera durante una cita romántica o mientras una madre amamanta a su bebé, el efecto era el contrario si compartían el suceso en un mensaje de texto. En ese caso, los niveles de cortisol, la hormona del estrés, asociada a la inflamación crónica, crecían.

Según Seltzer, "Creemos que oír una voz es especial. Al oírla, podemos interpretar quién habla, si es relevante para nosotros, su tono y también si lo que dice suena real y sincero". La investigadora afirma que la voz materna tiene atribuciones especiales en la mente de las hijas: "Al identificar a la madre, se ponen en marcha una serie de respuestas hormonales que no suceden en un mensaje de texto. Esto no quiere decir que nunca debamos escribir, pero sí debemos saber que nuestro mensaje no se recibe de la misma manera".

El estudio incide sobre la importancia de la voz de los padres, fundamentalmente de la madre, en la crianza de los hijos. Los bebés ya distinguen la voz de su madre en el útero materno. Además, los niños, indistintamente de su sexo, priorizan la voz de sus padres frente a la de otros adultos hasta la llegada de la adolescencia, cuando se da el fenómeno contrario: las voces de referencia ya no son las de sus padres, sino las de sus iguales más significativos, normalmente amigos o compañeros de clase.