El tiempo es importante porque es el material del que está hecho la vida. Nos es tan valioso que lo llenamos de actividades que muestren que lo aprovechamos. En español, 'perder el tiempo' o decir que algo es una 'pérdida de tiempo' tiene connotaciones negativas. Tan importante es que la distribución del tiempo articula la sociedad. Nos dijeron que las 24 horas del día se dividían en tres secciones de ocho horas: para dormir, trabajar y tener tiempo de ocio.
¿Quién puede hacerlo? Cada vez dormimos menos, los horarios de trabajo exceden las ocho horas (¿nadie pensó en el tiempo de traslado?) y el ocio queda anegado entre labores domésticas, pequeñas gestiones, la crianza de los hijos o los cuidados familiares. Así, semana tras semana, jugamos a una gymkana acelerada y cronometrada en busca del fin de semana, cuando, al menos, contaremos con algún tiempo libre de más. Lo vemos como algo excepcional. Pero no. La ciencia explica que ese tiempo accesorio, en realidad, es fundamental.
En los países nórdicos se practica alguna rutina que consiste en no hacer nada. La cuestión no es hacer algo o nada en absoluto, sino tener tiempo de sobra para decidir qué hacer con él. Ese tiempo libre, vacío, gratuito nos acerca a la felicidad, según en estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de California.
Este estudio, titulado American Time Use Survey (Uso americano del tiempo), va un paso más allá y llega a cuantificar el tiempo libre que se necesita realmente para experimentar niveles altos de bienestar. Los investigadores descubrieron que tener una escasez de horas libres fomentan el estrés y nos predisponen a estados de angustia.
Los investigadores entrevistaron a más de 21.700 estadounidenses que detallaron cronológicamente qué hicieron durante las últimas 24 horas. Con los resultados obtenidos, se pudo determinar la relación entre el tiempo libre que habían tenido y su nivel de felicidad.
La conclusión que arrojó el estudio fue que las personas que disfrutan de entre dos y tres horas libres al día tenían más facilidades de conectar con la satisfacción personal. Es importante saber qué se considera tiempo libre: aquel en que no hay nada productivo. Cocinar, aunque nos guste mucho, no se considera tiempo libre, como tampoco lo es hacer ejercicio. Por contra, pasear, ver una película o leer un libro sí se considera tiempo no productivo.
¿Por qué el tiempo libre ideal es de dos o tres horas? Para los expertos, se trata de un tiempo suficientemente largo, pero no como para sentirse culpable ni con sensación de despilfarro o de no estar siendo útil, algo de lo que quizá deberíamos desprendernos como explica el filósofo Nuccio Ordine en su ensayo 'La utilidad de lo inútil'.
El estudio indica que en el punto medio está la virtud. Ese mismo estudio también ha servido para determinar que, demasiado tiempo libre también tiene efectos negativos sobre el estado de ánimo y la felicidad de las personas. Una vez QUE se superaban las tres horas de tiempo libre, la curva de felicidad se estancaba y no evolucionaba al mismo ritmo que el incremento de tiempo libre.
Las personas con más de cinco horas de tiempo libre al día pensaban que no estaban aprovechando su tiempo, lo que derivaba en un sentimiento de insatisfacción y de baja autoestima. La conclusión principal del estudio es que el tiempo ideal para no hacer nada está entre las dos y las tres horas diarias. Más de eso, no seremos más felices.
¿Qué ocurre durante las vacaciones? Aunque el estudio no investiga esa derivada, es razonable pensar que cuando no estamos obligados a hacer nada productivo, la culpabilidad de dejar pasar el tiempo no nos altera, demostrando que el paso del tiempo y el uso que le demos es una cuestión subjetiva, pero también social, sujeta a las convenciones de lo que es aceptable hacer o no hacer.