Acercarse a lo que cada uno entiende por una vida feliz es el deseo de todos. Pero si el deseo es común, la manera de alcanzar esos momentos de felicidad no son iguales para todo el mundo. Hay quien entiende por felicidad la seguridad, la falta de sufrimiento o la abundancia económica. Y aunque es cierto que para gozar de cierto bienestar hay que vivir en un ambiente mínimamente estable y seguro, los expertos afirman que ser felices es más una actitud que una realidad. La buena noticia es que esa actitud que nos predispone a ser felices puede trabajarse con algunos métodos. El Misogi es uno de ellos.
El Misogi es una práctica muy antigua basada en la superación personal y la búsqueda de nuestra esencia a través de nuestro yo interior. Consiste en en realizar una serie de pruebas físicas y mentales para salir de nuestras rutas neuronales conocidas (la famosa 'zona de confort') y alcanzar la claridad mental. De esa manera, afirma el método, nos damos cuenta de que lo importante para ser felices no son las circunstancias ni lo que tengamos, sino nosotros mismos y nuestra capacida de resiliencia.
El origen del Misogi data de la tradición sintoísta japonesa. Hace referencia a un ritual de purificación realizado por el dios Izanagi, que quiso limpiarse de su viaje al inframundo sumergiendo su cuerpo en el mar. Al salir, descubrió que se sentía más fuerte, clarividente y ecuánime. Por esa razón, monjes y samuráis se sumergen en agua antes de cualquier ceremonia, siempre que es posible en agua helada.
Con el tiempo, la práctica fue evolucionando, también en su paso hacia Occidente, donde se convirtió en la base del Método Elliot, conocido también como la regla de los misogis de Elliot. El profesor de Harvard Marcis Elliot es el artífice de esta serie de hábitos que, según explica, ayudan decisivamente a ser más felices. Esta práctica japonesa es la base para el Método Elliot, también conocido como la regla de los misogis de Elliot, desarrollado por el doctor Marcus Elliot, profesor de Harvard y dueño del centro de ciencia del deporte P3.
El objetivo de este método es desafiarse a sí mismo para obligarse a cambiar. Para ello, hay que plantearse hacer algo que sea difícil (pero siempre seguro)y con las mismas probabilidades de fracaso que de éxito. Elliot empezó a implantar su método en el mundo del deporte, pero pronto empezó a implantarlo también en el día a día a través de la regla de los misogis de Elliot. ¿En qué consisten estas pautas?