Siempre estamos interesados en saber más de nosotros mismos como si nuestra mente encerrara bajo llave la solución a todos los problemas y con ello se despejara el camino real de la felicidad. Lo cierto es que viene de fábula conocerse y entender el porqué de nuestras reacciones cuando andamos vacilantes. Una de las claves podría estar, según los grafólogos, en cómo escribimos. Así en Uppers hemos investigado qué significa tachar tu nombre en la firma, según la grafología.
En primer lugar conviene aclarar que la grafología, “el análisis de la escritura manuscrita de un individuo con la intención de determinar rasgos de su personalidad”, es considerada una pseudociencia debido a que “no existe evidencia científica que respalde la efectividad de la grafología”. Gran parte de los expertos en salud mental destacan que es “una práctica científicamente cuestionable”, así como una de las “pruebas psicológicas más desacreditadas”. Por ello, la RAE define la grafología como el “estudio de las particularidades de la letra de una persona, con el fin de identificarla o tratar de averiguar sus características psicológicas”.
No obstante, los grafólogos aseguran que cuando se analiza en detalle la firma de un individuo es posible conocer qué emociones siente el autor y en qué estado psicológico se encuentra. Esto significa que el garabato, con su precisión correspondiente, con el que se deja constancia de que se es uno mismo y no otro en el DNI ante las autoridades y después en la escritura de la compra de una casa, representa un portal al interior de las entrañas con sus alegrías y sus miserias.
Se supone que la firma agrupa en un solo grafismo definitivo los datos personales más reveladores. Los grafólogos examinan cada trazo que ha realizado esa mano que sostiene un bolígrafo sobre el papel; estudian la dirección y la forma o la “deforma” de las letras, su tamaño y la proporción que adquiere una con respecto a otra, al igual que la presión que se ejerce al escribir.
Son pistas que después de ser analizadas pueden determinar las emociones concretas del autor, sus características psicológicas y hasta su forma de comportarse. Cada persona, de forma inconsciente, muestra con su firma “la percepción que tiene de sí misma y cómo se proyecta ante el resto”. Sin embargo, la firma debe explorarse en un contexto para entender todo lo que esconde y no de forma aislada.
De este modo, cualquier característica poco común o significativa de la firma podría ser una llamada de atención desde el subconsciente. Tal como destacan los grafólogos así sucede cuando ésta se tacha, un trazo que adquiere un significado muy revelador con respecto al conjunto. En primer lugar, según subrayan, tachar tiene un componente negativo e implica un desorden por algún motivo, e incluso puede dar a entender que una persona se quiere lastimar a sí misma por una causa determinada.
Con todo ello, tachar el nombre en la propia firma, según la teoría que defienden los grafólogos, podría significar lo siguiente: