El minimalismo mental es una herramienta que cada vez tiene más adeptos y por la cual los individuos son capaces de alcanzar la paz interior y llegar a ser felices. El día a día avanza a pasos agigantados, los días pasan a un ritmo frenético y que nos olvida disfrutar del momento. Los estímulos son constantes y la gente busca alternativas válidas para equilibrar su bienestar emocional.
Según la experta en mindfulness y Programación Neurolingüística (PNL) y autora del libro 'Minimalismo emocional' (Ediciones Luciérnaga, 2024), Anna Fargas, “el minimalismo psicológico es una filosofía que propone reducir el ruido mental al eliminar pensamientos, creencias y actividades innecesarias que no aportan valor a nuestra vida. A diferencia del minimalismo material, que se enfoca en despojarse de bienes físicos, esta variante se centra en la simplificación de la mente y las emociones. El objetivo es enfocarse únicamente en lo que realmente importa, promoviendo así un estado de calma y claridad mental”.
El minimalismo mental implica llevar a cabo una vida más consciente y lenta, como el movimiento slow life, donde se elimina todo aquello que sobra y que no se necesita para ser feliz, todo aquello que han impuesto en tu mente para que creas que dependes de ello, aunque no es así. Se busca hacer limpieza de todo lo que no suma y que acumula pensamientos y preocupaciones en la mente, para dejarla más liberada y ocuparse de lo que realmente importa y hace bien. La persona es capaz de deshacerse de los pensamientos o ideas que no aportan con el objetivo de dejar espacio para lo verdaderamente se quiere, trayendo calma y orden a la vida de esas personas.
Aunque puede parecer una cosa sencilla que sucede de un día para otro, la realidad es que la clave está en que se realice a largo plazo. Algunos de los pasos a seguir son:
El minimalismo mental trae consigo una serie ventajas positivas en nuestro día a día y provoca un mayor grado de autonomía ligado a la sensación de libertad.