Según el INE, en 2019 8,2 millones de estudiantes no universitarios volvieron a las aulas en septiembre. Este año se espera que algunos más regresen a los colegios en el inicio de curso más complejo de los últimos tiempos.
La pandemia por coronavirus ha hecho que los ratios de alumnos cambien, que la enseñanza sea híbrida (presencial y online) y que tomarse la temperatura, lavarse las manos y llevar mascarilla se incorporen a las rutinas escolares. Y en medio de todos los protocolos, niños y adolescentes. Si los mayores pueden cumplir mejor las medidas y sortear la incertidumbre, los más jóvenes se ven sometidos a una presión mayor que la de otros septiembres.
Algunas comunidades han retrasado la vuelta al cole y todas han creado estrategias para luchar contra el covid en un escenario de puede provocar estados de ansiedad. Para aminorarla, el doctor Fernando Miralles, profesor de psicología de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo ofrece algunas pautas resumidas en un decálogo cuyo objetivo es disminuir la ansiedad de los padres y sobre todo de los hijos.
Etiquetar cualquier actividad que no es ocio como 'mala' y hacer de las vacaciones el Santo Grial provoca que de manera indirecta estemos creando dos mundos antagónicos. ¿Dónde queda la pasión por el trabajo o las ganas de aprender? Hay frases que deberían quedar desterradas de nuestra conversación con los escolares; entre ellas, "Te vas a enterar cuando empiece el colegio" o "Se te está acabando lo bueno".
Cuando algo produce ansiedad es bueno ir integrándolo en la rutina poco a poco. Este consejo es particularmente útil si los niños son muy pequeños o si el colegio es nuevo. En este caso, es recomendable visitar los alrededores unos días antes para que el niño no tenga miedo a lo desconocido.
Es muy importante que los estudiantes aprendan a disfrutar del nuevo curso. La compra de material escolar o de ropa puede ser un aliciente y es muy recomendable que hijos y padres participen en las compras de la nueva temporada. De esta manera, lograremos que se haga responsable de sus cosas y empezarán a ejercer cierto control ante la vuelta. Por tanto, se sentirán más tranquilos.
El mes de septiembre es un aliado en la vuelta al cole, ya que supone un tiempo de transición necesaria. Por su parte, los padres no deben insistir con que la vuelta al colegio es una ruptura total con las vacaciones. En la mayoría de los colegios no hay clases por las tardes ni tan siquiera actividades extraescolares, que normalmente empiezan en octubre, por lo que la vuelta debería ser paulatina y los niños por las tardes deberían poder seguir jugando con sus amigos o hacer actividades de ocio con su entorno de confianza.
Es importantísimo explicar a los niños las cosas positivas que tiene la vuelta al colegio, como volver a ver a sus amigos de clase, a sus profesores del curso pasado, ir a las clases de los mayores, llevar libros y material nuevo, retomar extraescolares o iniciar actividades nuevas. Se trata de alicientes que funcionan como un refuerzo positivo ante situaciones estresantes.
Si el colegio ha puesto tareas para el verano, los padres deben comprobar días antes que los deberes se han hecho. En caso contrario, hay que ayudarles a que los realicen y supervisar la tarea. De esta forma, aumenta la seguridad del niño al cumplir con las primeras obligaciones de la vuelta. Si ha habido algún problema familiar por lo que no se han podido hacer, es el momento de escribir una nota al nuevo profesor para que esté informado, no exija el trabajo y no penalice al alumno.
La adaptación a las nuevas rutinas es muy importante. Días antes del inicio del curso, es recomendable intentar acostar al niño a horas más tempranas y levantarle antes. De esta manera, su reloj biológico logrará acostumbrarse poco a poco al nuevo horario.
Los estudiantes, especialmente los más pequeños, deben conocer y practicar las nuevas rutinas que va a realizar en el colegio, como llevar puesta varias horas la mascarilla, lavarse las manos cada poco tiempo, guardar las distancias de seguridad y sobre todo seguir las instrucciones de los docentes ante cualquier incidencia. Es primordial que los padres expliquen cada rutina y las pongan en práctica con sus hijos antes de comenzar el curso.
Lograr una vuelta ordenada y sin contagios es el objetivo de los centros escolares. Cada uno, según su situación, ha elaborado una serie de directrices que padres y alumnos deben cumplir. La labor de los padres y tutores es fundamental para que los alumnos interioricen sus nuevas obligaciones. Además de los padres y del equipo docente, las asociaciones de padres y madres (APAs y AMPAs) pueden ser de gran utilidad para ofrecer redes de apoyo ante contagios como ya lo son en otros aspectos del curso, como la organización de las extraescolares y eventos culturales o deportivos.
A nadie se le escapa que comienza un curso incierto y lleno de limitaciones. La única opción saludable es respetar los protocolos de higiene y tener la confianza de que, en breve, la ciencia obtendrá una vacuna para que volvamos a la normalidad de cada septiembre, esa en la que los padres sólo nos preocupábamos de libros, uniformes, horarios y agenda extraescolar.