Adriana tiene cuatro años y tras más casi dos semanas viendo imágenes muy crudas en la televisión, le ha preguntado a su abuelo, Ángel, qué está pasando con la guerra y si va a llegar a nuestro país. "Me vi en una situación que no sabía muy bien cómo afrontar la conversación. Recuerdo cómo le conté a mis hijos que mi padre había muerto, pero era más joven y tampoco sabía muy bien cómo quería su padre que abordase el tema". La situación de Ángel la están viviendo numerosas familias a lo largo y ancho del país. Hablamos con Teresa Terol, psicóloga cognitivo conductual, y con Elena Moran, psicóloga clínica especializada en infantil y familia, para que nos expliquen cuál es la mejor forma de afrontar esta conversación con los pequeños de la casa.
Pese a su corta edad, los niños no son ajenos a lo que está ocurriendo, pero, por otro lado, no son conscientes de la magnitud de la tragedia, por eso, es muy importante abordar el tema en casa y que no sean sus mentes las que saquen conclusiones o interpreten los mensajes catastróficos de los medios.
"Lo primero que debemos hacer es preguntarle al niño qué es lo que sabe o ha entendido y, a partir de ahí, ir solventando las dudas o las preguntas de lo que le atormente. De lo que les genera la sensación de miedo y tristeza. Siempre hay que contárselo adaptando el lenguaje a su edad. Explicarle que hay veces que la gente no está de acuerdo en ciertas cosas y eso genera problemas", asegura Elena Moran.
Para facilitar la comprensión de lo que queremos trasmitirles, podemos utilizar comparaciones con ejemplos de su día a día, que nos servirán también para enseñarles las diferentes formas de solucionar los conflictos. "Podemos compararlo a dos niños que quieren un mismo cromo en el recreo y que terminan discutiendo porque no se ponen de acuerdo. Partiendo de ese punto podemos decirle cómo enfrentarse a esa situación y las diferentes maneras resolutivas de solucionar esa discrepancia con su amigo. Explicárselo en base a su edad y su universo, tienen que entender qué es un conflicto", añade.
Seguramente, tu explicación le empiece a generar dudas y "hay que darles la oportunidad de que pregunten todo lo que quieran". En función de su edad, habrán hablado más o menos del tema en el colegio y tendrán asimilados algunos conceptos. No es lo mismo hablar con un niño de cinco años que con uno de nueve. "Como no podemos controlar de lo que hablan fuera de casa, explicárselo de forma abierta y adaptada es lo óptimo", comenta Teresa Terol, la otra psicóloga consultada.
Sin embargo, adaptar el lenguaje a la edad no significa ni evitar el tema ni tener que utilizar metáforas perjudiciales. "No se le puede apartar de lo que está pasando y este suele ser uno de los errores fundamentales. Ocurre cuando hay alguna pérdida de un familiar y no debemos caer en hacerlo con esto. Frases del tipo 'papá está en una estrella', (si hablamos del duelo) o 'unos monstruos malignos' están haciendo daño’ (es esta situación) no ayudan al pequeño", aconseja Teresa Terol.
Por supuesto, esto no quiere decir que tengan que ver imágenes crudas que puedan herir la sensibilidad porque no están preparados ni por edad ni por contexto. "Tenemos que dejar de normalizar que vean las noticias, al igual que no ven porno, las noticias en algunos momentos crean ansiedad angustia y desconocimiento. Hay muchos peques que tienen miedo a que caigan bombas en casa y eso no puede ser", nos cuenta Elena Moran al estar viviendo esta situación en las consultas.
Cuando el niño pregunta, aunque no hayas hablado con los padres de la forma en la que ellos lo tratarían, lo mejor es contestarle. "Si lo hace es porque tiene confianza en ese adulto y por eso es importante que las dudas queden resueltas, no hay que decir frases del tipo 'luego te lo cuenta tu papá' porque pueden crear en el menor un poco de ansiedad y que genere sus propias conclusiones", explica Elena Moran.
En el caso de que esa pregunta no exista, es mejor que sean los padres los que afronten esta conversación con ellos. "De todas formas, cada familia es muy diferente. En algunos hogares la fuente principal es el abuelo y es precisamente la información que le de él la que se va a utilizar como fuente principal", concluye Teresa Terol.