Porros, canutos, petas... El cannabis fue la droga ilegal más consumida por los jóvenes españoles en 2020, según el último informe EDADES sobre drogas que elabora el ministerio de Sanidad. Bien sea por la accesibilidad (más del 60 % considera que es fácil de adquirir) o por los mitos que rodean a esta sustancia, la marihuana y el hachís están extendidos entre la juventud: el 8,8 % de los estudiantes de 14 años afirman haber consumido en los últimos 30 días, cifra que asciende hasta el 16,6 % a los 15 años. Conforme aumenta la edad, aumenta también el nivel de regularidad de consumo: uno de cada cuatro estudiantes de 16 años afirman haber fumado en el último mes, porcentaje que se establece en el 29 % a los 17 y en el 32 % a los 18.
Atendiendo estos datos, es lógico que algunos padres estén preocupados ante las sospechas de que sus hijos estén pasándose con una droga que, pese a no ser mortal, puede tener consecuencias a nivel neuronal, especialmente cuando se empieza tan pronto. Pero sacar el tema sin que haya una negativa es complicado. Si sospechas de que tu hijo puede estar empezando o su consumo ya es recurrente y ello te preocupa, te contamos cómo abordar la situación de la mano de Amaya Prado, psicóloga educativa del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Hay que dejarse de rodeos, pero no podemos comenzar la conversación en cualquier momento. No se recomienda avasallar. Tampoco sacar el tema cuando sepas que haya fumado. "Debemos plantearlo de una manera natural, real y sincera", explica Prado. "Es importante detectar qué puede estar pasando y eso solo puedes saberlo si te sientas de una manera sincera y tranquila, aunque asuste mucho".
Para lograr captar su atención, debemos dejar de lado el 'modo policía', que suele ser la respuesta más impulsiva. Sobre todo porque muchos padres fumaron en su juventud. "Hay que ir de otra manera. No vas a conseguir nada así, solo bloquear a tu hijo, que no sea sincero, que se quiera evadir del castigo que le vayas a aplicar", opina. Sustituye la confrontación por diálogo, tranquilidad y empatía.
Hay que entender que un padre no es el amigo con el que queda por las tardes. Esto también ha de quedar claro. Una gran parte del éxito a la hora de tratar el tema es encontrar un equilibrio entre la permisividad y la prohibición. "Utiliza un lenguaje normal, habla desde un plano educativo", aconseja la experta.
La adolescencia es una etapa para probar cosas nuevas, en la que los amigos y no los padres tienen la verdadera influencia entre ellos. "Si hay un consumo puede estar pasando algo (...) Los 15 y 16 años es la edad de querer probar, dejarse llevar por lo que los amigos demandan. Si los amigos consumen, tú lo vas a hacer. Es importante saber detectar qué puede estar pasando", argumenta Prado.
No es recomendable sacar el tema en cualquier momento. "Tiene que ser un momento distendido, donde podamos estar tranquilos, descansados", para "enfocar de una manera adecuada la cuestión anque sea duro", explica la psicóloga. No lo hagas cuando venga de noche, en el momento en el que sepas que ha podido consumir. Busca un espacio y un momento en el que se pueda sentir cómodo y listo para hablar del asunto, sin juzgarle ni atacarle pero con la firmeza que se le presupone a un progenitor.
Es un adolescente; lo raro sería que no lo hiciese. Céntrate en reconducir la situación. "Se va a poner a la defensiva, se va a sentir pillado", considera Prado. "La actitud que tienes que tener es de comprensión, hay que entender que se sentirá avergonzado. (...) Tenemos que ver qué está pasando y enfocar el 'problema' de la mejor manera, porque puede llegar a ser un problema". Empaparse de información de calidad es necesario para ofrecer una opinión justa; no te bases en creencias populares ni mitos compartidos.
El tabú existente con temas como las drogas y el sexo es un verdadero problema, según la psicóloga. "De drogas tienes que hablar desde que son pequeños, trabajando el tema y todo lo que acompaña, el tema del consumo...", explica Prado. Concienciar desde pequeños, no en un tono de censura si no ofreciendo la mayor y mejor información posible, e indagando en la raíz del consumo. "Puede ser por un déficit en las habilidades sociales, no saber decir que no, baja autoestima... Se debe educar en la asertividad".
Para obtener un buen conocimiento acerca del asunto, Prado recomienda acudir a la Fundación de Ayuda a la Drogadicción, que en su opinión cuenta con un buen enfoque tanto para familias como para jóvenes. En ella se pueden encontrar informes, estudios y campañas de concienciación, así como información acerca de múltiples estupefacientes, así como de otro tipo de adicciones como el juego o las nuevas tecnologías.
Al final, todo se reduce a encontrar el difícil equilibrio entre "que los chavales camelen" si quieren hacerlo, como decía El Fary (aunque conociendo los riesgos que corren al drogarse desde jóvenes) y la figura de padre autoritario que confronta sin dialogar y se limita a prohibir, castigar y juzgar. Si ellos quieren lo van a hacer, así que al menos, ofrece toda la información que puedas y transmítele que, pase lo que pase, siempre estarás ahí.