El domingo por la tarde es un momento de bajón para muchos. Después de la desconexión del viernes por la tarde y de todo el sábado, la última tarde de la semana significa que a la mañana siguiente hay que volver a la rutina. A la mayoría esto les da pereza porque a muy pocos les gusta el primer día de la semana, pero para otros se convierte en un problema real: le tienen miedo, pánico, a los lunes. No es algo aislado, tiene su propio nombre, la deuterofobia, y tiene sus propios síntomas a partir de los cuales este miedo patológico puede detectarse y, así, buscar la ayuda profesional necesaria.
El lunes, así en general, no es un día que levante pasiones, y si lo hace no es precisamente para bien. Cuando esa pereza o queja por el fin de los días libres se convierte en un miedo frecuente ya se habla de temor patológico que cuando se convierte en crónico requiere de ayuda profesional. Por lo general, es el domingo cuando comienza a manifestarse la deuterofobia.
Antes de conocer cuáles son sus síntomas, es importante conocer las causas que pueden desencadenar ese miedo atroz al primer día de la semana. Esas causas son muy diferentes a pesar de que un mal ambiente laboral puede ser el factor que las desencadene. Entre ellas destacan las grandes presiones que se pueden estar sufriendo en el puesto de trabajo, unido también a unas malas condiciones para el desempeño profesional.
También destaca una posible desmotivación por tu trabajo, el miedo a perderlo o incluso estar desempleado, ya que no tener una actividad profesional puede generar frustración, especialmente los lunes al ser el día en el que se vuelve a la rutina laboral.
Cuando la mente y el cuerpo toman conciencia de que llega el lunes puede aparecer la ansiedad, sudores o taquicardias, pero existen otros síntomas frecuentes. Además de esos tres puntos, en la noche del domingo al lunes pueden producirse pesadillas o complicaciones para conciliar el sueño, provocando también dificultades para levantarse por la mañana cuando suena el despertador.
No obstante, otro síntoma significativo es el dolor de estómago o la sensación de vacío en él y ojo, porque este problema también puede generar crisis de ira o agresividad debido a los nervios y que desencadenan una mayor impulsividad.
¿Cómo se puede lograr vencer este miedo? Primero hay que tener en cuenta de dónde viene este temor, ya que la deuterofobia no deja de ser la consecuencia de un problema que lo causa. Por eso es primordial conocer dónde se encuentra el origen y, a partir de ahí, llevar a cabo varios consejos para atajarlo.
Estos problemas pueden deberse a no exteriorizar algunas sensaciones en el ámbito laboral, por eso mismo, siempre desde el respeto, es aconsejable hablar sobre las situaciones de estrés o de exceso de trabajo para evitar que surjan tensiones o ese resquemor se acumule en nuestro interior.
Si sabemos que los lunes no son nuestro día, es clave poner de tu parte para realizar actividades o planes que nos resulten agradables, como tomar un café con el compañero que más relación tienes o comer con los más cercanos. Pero no solo en tu horario de trabajo, cuando sales aprovecha para hacer actividades que te motiven o puedan resultarte agradables, desde hacer deporte hasta ir al cine o tomar unas cañas con los amigos.
El apoyo en la familia y los amigos más cercanos también es importante, así como intentar mantener una rutina de sueño para descansar bien y que cuando suene el despertador estamos de mejor humor. ¿Qué pasa si nada funciona para acabar con la deuterofobia? Como en otro tipo de fobias, acudir a un profesional y empezar en terapia ofrece la ayuda necesaria para superar poco a poco el miedo a los lunes.