Conoce bien los caminos de la mente humana para superar la tragedia. Tuvo oportunidad de poner ese conocimiento a prueba como Jefe de los Servicios de Salud Mental del municipio de Nueva York durante el atentado de las Torres Gemelas. Pero, a pesar de haber experimentado el dolor de una manera tan directa, el psiquiatra Luis Rojas-Marcos (Sevilla, 1943) es un optimista irredento. "En España se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero ¿quién hubiera preferido nacer hace 100 años? Si observamos a la humanidad a través de los siglos, vemos que cada vez somos más longevos. La longevidad es un factor fundamental. España tiene una esperanza de vida impresionante, los segundos del mundo. Cada vez hay más democracia en el mundo, más tolerancia… Algo debemos estar haciendo bien", señala al inicio de un encuentro online organizado por la Confederación de Empresarios de Cádiz y desarrollado por la consultora Thinking Heads.
Rojas-Marcos señala que la pandemia aún no ha acabado y advierte de que nos esperan tiempos convulsos. "Nos cogió por sorpresa y hubo un proceso de negación largo. Perdimos tiempo en implementar medios muy básicos", explica.
Sin embargo, haciendo gala de una visión positiva a prueba de desastres, es optimista con la evolución de la crisis sanitaria. "El virus ha atacado más a las clases más desfavorecidas y a las personas de más edad. Sin embargo, gracias al factor tecnológico, creo que estamos al principio de una revolución. Es una oportunidad para aprender a identificar aspectos que teníamos y no conocíamos", asegura antes de concluir: "la lucha por superar esta pandemia, la voluntad de ayudar a otros y el avance de las nuevas tecnologías, por ejemplo en la medicina, está haciendo que todos estemos en un aprendizaje colectivo en el que la humanidad va a mejorar".
"El progreso existe a pesar de las adversidades. Los humanos tenemos una enorme capacidad para superarlas. Gracias a ellas, hemos avanzado y evolucionado", explica el psiquiatra. El mecanismo que nos permite superarlas se llama resiliencia.
La resiliencia empezó a estudiarse a mitad del siglo XX. Toma el nombre de una cualidad de la Física que explica la capacidad de resistencia de un objeto ante la presión del medio. En Psicología, la resiliencia es la capacidad del ser humano para ser flexible y resistir. Un estudio realizado en los años 60 en Hawai siguió la trayectoria de varios niños que a lo largo de los años sufrieron varias desgracias, algunas como maltrato o abusos. El 25% del grupo que superaron estas situaciones de manera saludable disfrutaron de una vida adulta feliz. Fueron, según el doctor, 'súper niños' que consiguieron desarrollar su resiliencia, un 'músculo' emocional que podemos desarrollar. Estas son las claves para lograr una buena resiliencia, según el doctor Rojas-Marcos.
Tener una actitud proactiva ante una situación de crisis es la primea forma de superarla. "Las personas que se plantean hacer algo en una situación adversa tienen más probabilidades de superarla. Pensamientos como 'Que sea lo que Dios quiera' o las creencias en la suerte o en la casualidad no fomentan la resiliencia", explica el psiquiatra.
Todos poseemos la capacidad de gestionar nuestra vida y de intervenir de manera contundente cuando la ocasión lo requiere. Ello implica, necesariamente, la capacidad de controlar algunos impulsos. "La idea del autocontrol es esencial a la hora de vivir. Pensar que podemos hacer algo y disponer de una perspectiva positiva facilita que consigamos nuestro objetivo".
La sabiduría popular señala que "la esperanza es lo último que se pierde". Se trata, por tanto, de un estado de ánimo que perdura y que nos predispone hacia un objetivo. El doctor Rojas Marcos va un paso más allá: "la esperanza debe ser activa. No solo debemos esperar con optimismo que algo se produzca, sino que debemos propiciarlo con nuestros actos".
Los recuerdos no se almacenan en nuestro cerebro mecánicamente, sino que se seleccionan de acuerdo al impacto que hayan generado y cómo hayamos interpretado ese impacto. Así lo explica el psiquiatra: "la memoria no es un disco duro. Transforma el recuerdo a través del tiempo. Es un mecanismo útil para superar el pasado". En una crisis es necesario cuidar la memoria positiva, quedarnos con lo que haya de bueno para superarla de manera saludable.
No es algo que se enseñe en el colegio y, en opinión de este psiquiatra, cómo nos comunicamos con nosotros mismos es algo fundamental para hacernos con un escudo resiliente. "Hablarnos a nosotros mismo y hablarnos bien es básico para mantener una buena autoestima. Tenemos que tratarnos bien, darnos ánimos y utilizar siempre un lenguaje positivo. Hay que contarse lo que uno siente y brindarse apoyo. Eso es lo ideal".
Varios estudios demuestran que en los grandes desastres las personas con más probabilidades de superar tanto el desastre como el trauma post-traumático son aquellas personas que han sido activas y solidarias ante las circunstancias. "El pánico es un veneno. La persona asustada está menos enfocada en la resolución del problema", explica el psiquiatra. El miedo o pánico está regulado por nuestro cerebro más primitivo, el que nos permitió sobrevivir en los primeros estadios humanos. Ese mecanismo de supervivencia estaba basado en dos estrategias: la huida o la paralización. Ninguna de las dos serán útiles esta pandemia.
Nada más universal que el sentido del humor. ¿Cuántas situaciones tensas se han desbloqueado gracias a un chiste? Algunos estudios muestran, incluso, que cuando nuestro rostro esboza una sonrisa, aunque no haya nada gracioso que la motive, nuestro cerebro ya empieza a liberar endorfinas, una hormona ligada al bienestar. "Riéndonos nos liberamos de las incongruencias de la vida. Y, además, el humor nos une. Hay estudios que demuestran que el humor ayudó a sobrevivir en algunos campos de concentración", asegura Rojas-Marcos.
Hoy sabemos que algunas personas que han vivido un trauma por una enfermedad o cualquier otra circunstancia grave afirman que después de superar la crisis, se sienten mejores personas. Es lo que se conoce como 'crecimiento post-traumático'. "Después de vivir una tragedia, esas personas dicen: 'he crecido'. El dolor no nos hace mejores personas, pero luchar contra él, sí. Además, nos ayuda a valorarnos y a apreciarnos a nosotros mismos", afirma este experto.