Los meses de confinamiento aceleraron la adaptación virtual de muchos sectores en nuestro país. Desde el trabajo administrativo hasta el periodismo, pasando por la docencia univeritaria o las empresas informáticas, la gran mayoría de entornos laborales cambiaron las oficinas por el hogar. En algunos sectores, este cambio no tuvo ninguna repercusión importante respecto al rendimiento. Pero para la enseñanza sí fue más, especialmente en el caso de primaria. A la brecha digital (100.000 hogares no tienen conexión a internet, según Unicef) se le suma la dificultad de los más pequeños de prestar atención de una manera telemática. Es por ello que la contratación de profesores particulares se encuentra al alza.
Un estudio de la web Jobatus establece que la demanda de profesores particulares está experimentando un crecimiento exponencial desde los inicios de la pandemia. En concreto, la contratación de estas clases de refuerzo ha aumentado en un 236 % en el caso de primaria y un 314 % en lo que respecta a secundaria. Un crecimiento total del 550 %, en un momento en que la educación se encuentra en medio de medidas de seguridad e incertidumbre.
Lo cierto es que la sombra del cierre de colegios por contagios permanece en el aire. Muchos padres, ante el miedo de esta situación y la vuelta de la educación telemática, han optado por contratar profesores para avanzar temario ante la situación de incerteza que se está viviendo con el sistema educativo. De esta forma, se aseguran que los menores lleven el trabajo al día en caso de que los hipotéticos contagios obliguen a cerrar un centro educativo.
Ante la situación, en Estados Unidos se ha ideado una nueva forma de recibir información lejos de las aulas en grupo. Son los 'pandemic pods'. Se trata de grupos muy reducidos de niños que se reúnen en una misma casa para que un profesor les de clase a todos a la vez. Estos 'grupos burbuja' extraescolares tienen el objetivo de que los niños continúen relacionándose y aprendiendo con educación presencial.
No obstante, se trata de un plan con importantes lagunas legales; estas clases improvisadas se realizan al margen de los controles sanitarios a los que están obligados los colegios. Una de las principales ventajas que tiene este modo de 'paraeducación' es que, siempre que sea posible, las clases se realizan al aire libre, donde las posibilidades de contagio se limitan drásticamente. Una especie de modelo educativo 'Montessori' en tiempos de pandemia, aunque extraescolar.
Hace unas semanas, en Uppers hablamos de la importancia de no crear psicosis a los hijos en estos tiempos de pandemia y vuelta al cole. Hay que saber gestionar los miedos para no trasladarlos a los más pequeños. "El virus está presente. Los niños son coherentes, racionales, porque hemos estado muchas personas teletrabajando, confinados, y los miedos son lógicos, no inventados. En este momento hay que pensar en ellos, en que tienen que volver a la escuela y hay que pensar que los centros educativos lo van a hacer lo mejor posible", explica la psicóloga infantil Amaya Prado.