Nos ha pasado a todos. Estar viendo la televisión y ver a un político, actor o presentador que reconoces, pero del que no recuerdas su nombre por nada del mundo, y no será porque no lo has visto más de una vez. También pasa con los más cercanos, encontrarte con alguien en la calle e incluso entablar conversación sabiendo cuándo han coincidido previamente, pero en tu mente no hay ni rastro de su nombre. Esto tiene una explicación científica, pero los expertos podrían haber dado con la clave que puede ayudar a los más olvidadizos a que su mente no borre el nombre de las personas. Algo que te adelantamos que es muy español.
Hace unos años Charan Ranganath, director del Memory and Plasticity Program de la universidad de California hablaba con la revista Time y lanzaba una respuesta que en ocasiones es la desencadenante de ese no recuerdo: la falta de interés. "Las personas recuerdan mejor las cosas que les motivan a aprender. A veces te motiva a aprender los nombres de las personas y otras veces es más pasajero y en ese momento no crees que sea importante", declaraba.
Pero no siempre es así, puede existir interés y olvidar ese nombre, un motivo puede ser por lo común que es. "No solo estás recordando el nombre, también ese nombre en relación con una cara. Es posible que nuestra memoria no pueda encontrar esa información porque hay mucha competencia entre nombres y otras caras en ella". En definitiva, no deja de ser algo que puede pasarle a cualquier persona, ¿pero hay forma de arreglarlo? Pues podría serlo.
Es precisamente un estudio publicado en los últimos días en la revista NPJ: Science of Learning elaborado por un equipo de expertos de la universidad de Northwestern, de Estados Unidos, que cree haber dado con una posible solución: una siesta, pero no cualquiera, debe ser reparadora. Esta explicación la han logrado estudiando el cerebro humano que, aunque pensemos que descansa mientras dormimos, lo cierto es que sigue trabajando, y es durante el sueño profundo cuando consolida la información que ha ido adquiriendo en las últimas horas.
Pero no solo con eso han llegado a tal conclusión, ya que con esos indicios se pusieron manos a la obra con un estudio con 24 participantes que debían memorizar los rostros y los nombres de 40 personas repartidas en dos hipotéticas clases de historia latinoamericana y en otra japonesa. Tras el proceso de memorización, cada uno de los participantes en el estudio se echó una siesta mientras los expertos monitorizaban su actividad cerebral.
En el momento en que los individuos entraban en fase N3, en la que el sueño es más profundo y reparador, se les repitió con música asociada a las clases algunos de los nombres.
Una vez despertaron de la siesta, cada uno tuvo que reconocer las caras intentando recordar el nombre de cada una de ellas. Y fue cuando llegaron las respuestas, pues descubrieron que aquellos que habían tenido interrupciones en su sueño no vieron beneficios e incluso se notó un empeoramiento de la memoria. ¿Qué pasa con las personas que sí tuvieron un sueño profundo y reparador? Pues que lo que descubrieron fue una mejora con una media de 1'5 puntos por encima.
Nathan Whitmore, autor principal del estudio, ha declarado que los resultados indican "que la forma en que se reactiva la información durante el sueño para mejorar el almacenamiento de la memoria está relacionada con un sueño de alta calidad. Ya sabemos que algunos trastornos del sueño como la apnea pueden afectar a la memoria. Nuestra investigación sugiere una posible explicación para esto: las frecuentes interrupciones del sueño por la noche podrían estar degradando la memoria". Un estudio que, confirman, les abre nuevas líneas de investigación sobre la relación del sueño y la memoria.